No llegan a los 15 años y ya han hecho un compromiso de vida con el Sistema
JONATHAN REVERÓN | ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
No es la generación más joven, pues la más joven todavía no sabe hablar, porque es recién nacida y forma parte del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela desde su programa para nuevos integrantes, donde los bebés son acercados desde sus primeros días de vida a la música sinfónica.
Jesenia Alemán, Gianella Mirabal, Marlon Florez y Carlos Padrón pertenecen a la cuarta generación de miembros del Sistema, la de los niños que piensan que ser músicos es un derecho universal del hombre.
El ímpetu por lo suyo
Antes de saber que sus voces eran grabadas saltan de Tchaikovski a Pokemón, se hacen bromas crueles y cuando se miran frente a la realidad de la entrevista, ninguno quiere empezar primero, se señalan entre sí, y Carlos no tiene otra escapatoria que comenzar la conversación.
“Mi mamá canta en la iglesia -comenta-. Ella estudió música y un día le pregunté cómo lo podía hacer yo también, entonces me llevó al Núcleo de Los Chorros, allí aprendí todo lo que sé hasta ahora”. Todo lo que sabe, a sus once años dice “todo lo que sé”.
La extensión física de ese núcleo es muy grande y cómoda, Jesenia pela sus ojos claros porque quiere hablar de cómo es el suyo en El Junko: “Es grande, más que todo hay áreas verdes, tiene una sala de ensayo grande y otros salones… ” y así van relatando, unos orondos, “el mío tiene cantina”, otro “el mío tiene un parque”… Cada uno defiende por qué su núcleo es el más bonito o el más trascendente.
Unidos a sus instrumentos
Jesenia se explaya describiendo como es un día habitual: “Me levanto a las 5:30 de la mañana, desayuno, voy al colegio donde estudio sexto grado, salgo a las 12 del mediodía para almorzar en mi casa y estar en el núcleo a las 2:00 de la tarde hasta las 5:00 p.m., cuando regreso a casa a hacer tareas. Depende de la cantidad de tarea, si no tengo mucha, vuelvo a agarrar el corno y lo toco hasta irme a dormir”. No hay mayor espacio para otra cosa, ocio pisado.
Los cuatro son ejecutantes de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela, una orquesta que trasciende los doscientos miembros y que se prepara para realizar un nuevo seminario en el estado Táchira. ¿Cómo es un seminario? “Nos hospedamos todos en un mismo hotel y allí ensayamos con nuestro director. Venimos de todas partes del país para hacer talleres con grandes maestros, hemos hecho dos este año. Es como un reto porque el maestro Andrés González siempre quiere más. Ensayamos todo el día, un ensayo puede terminar a las 8:00 de la noche o a la 1:00 de la madrugada”, hablan en coro, una frase es alimentada por una o dos palabras por persona.
Carlos y Marlon, son dos ligaditos: ambos viajaron a Salzburgo en el año 2013 y fueron dirigidos en el festival de esa ciudad por Sir Simon Rattle. “Salzburgo es como la Colonia Tovar, sí, algo así (se ríen). Esa fue la primera gira de nosotros, fue algo increíble, impresionante, porque nunca habíamos estado en un país europeo, no importaba no saber alemán, nos comunicábamos por señas o con música”, relata el primero de ellos. Se comunicaban con música.
En el Junko, Jesenia dice que comparte sus clases con una orquesta pequeña: “Apenas somos sesenta… mis amigos que no son músicos se me quedan viendo el corno, porque es un instrumento que casi nadie conoce y ellos me empiezan a preguntar, les toco algo y por lo general les gusta, y a veces se motivan más a irse por los caminos de la música”.
Ella confiesa no saber si eligió al instrumento o éste la eligió a ella: “Fue algo como mutuo, porque cuando lo vi me emocioné y lo quise tocar, ahí mismo aprendí, en dos meses o menos empecé manejarlo mejor y como al año estaba tocando súper bien… El corno puede tener un sonido de un instrumento de madera, a veces unas partituras te piden que saques un sonido de metal”, esta niña habla del corno con la emoción de quien explica las habilidades que tiene su juguete más preciado.
“A mí siempre me gustó el violonchelo porque no es tan agudo como el violín, me gusta cómo lo agarras, cómo suena, pues, qué quieres que te diga… “, dice Marlon, que ya está seguro de algo: quiere ser solista.
A Carlos le atrae estudiar medicina y ver cómo puede compaginar eso con la música. Sus padres vigilan la conversación, con los instrumentos a cuestas, todos quienes están en la sala escuchando el foro hacen silencio, son incapaces de hacer un comentario banal, decir algo inmediatamente, algo más allá que no sea sonreírles. La inocencia que envuelve tanto conocimiento. Ellos ya saben cuándo son subestimados, han adquirido una madurez especial, con cada mirada dicen: “Tómame en serio”.
QUIÉN ES QUIEN
A sus 11 años es el músico más joven de la Sinfónica Juvenil del Conservatorio de Música Simón Bolívar. A los seis, ingresó al Sistema en el Núcleo Los Chorros. A los siete fue invitado a formar parte de las filas de trombón del Conversatorio de Música Simón Bolívar de El Paraíso. En 2012 participó en el Festival Internacional de Trombón en París. Fue parte de los 1.400 músicos del Sistema que asistieron a la Residencia en el Festival de Salzburgo en 2013 como músico de la Sinfónica Nacional Infantil. Estudia sexto grado. El 22 de marzo debutará como miembro de la Orquesta LatinoCaribeña Infantil.
Nació el 26 de marzo de 2003. A los cuatro años comenzó a estudiar violoncello en el Núcleo Montalbán. A los nueve, debutó como solista en la Sala Simón Bolívar con la Orquesta Juvenil e Infantil del Núcleo Montalbán. Desde septiembre de 2014 pertenece a la Sinfónica Juvenil del Conservatorio de Música Simón Bolívar. Fue uno de los invitados especiales en 2013 para formar parte de las filas de cello de la Sinfónica Juvenil de Caracas en su gira por Asia. Ha recibido clases magistrales con las reconocidas violonchelistas Natalia Gutman y Alisa Weilerstein.
Violista nacida en Barquisimeto el 24 de noviembre de 2004, y desde el año pasado es miembro de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela. A los cuatro años ingresó al Núcleo de Los Chorros. Es la principal de viola de la Orquesta de Juventudes Antonio José de Sucre, con la que realiza hasta cuatro presentaciones anuales. Ahí comparte el atril con su hermana Ivanna Mirabal, de 13 años. Estudia cuarto grado, y cuando sea grande quiere continuar estudiando viola y ser diseñadora. Admira las composiciones de Pyotr Ilyich Tchaikovsky.
Nació el 31 de enero de 2004 en Caracas. Estudia corno en el Núcleo de El Junko desde que tenía 8 años. Forma parte de la fila de cornos de la Orquesta Juvenil e Infantil del Núcleo El Junko. Es estudiante de sexto grado y quiere estudiar dirección cuando sea grande o especializarse como tallerista de viento madera. Tres de sus primos forman parte del Sistema. Como cornista sigue el trabajo de Sarah Willis, cornista de la Filarmónica de Berlín; del español Javier Bonet y del checo Radek Baborák. Sus compositores favoritos son Mahler y Tchaikovsky.
Gianella Mirabal
Jesenia Alemán