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El Orfeó Català participó el sábado en uno de los grandes acontecimientos musicales del año en Londres y triunfó. Interpretó ‘Gurrelieder’, de Arnold Schönberg, en el festival BBC Proms, en el Royal Albert Hall, junto al coro de la Orquesta de la Ciudad de Birmingham, el de la Orquesta Sinfónica de Londres (LSO), y dicha orquesta, dirigidos todos por Simon Rattle.
Por Rosa Massagué | Vía: www.elperiodico.com
Una imagen de la interpretación de Gurrelieder, con el Orfeó Català, en el Royal Albert Hall de Londres. /
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La presencia de esta obra en la programación de los Proms (80 conciertos en 70 días) había despertado un gran interés. Por la belleza de su partitura, pero sobre todo por la poca frecuencia con que se interpreta debido a su complejidad y dificultad, y a la obligada presencia de un número enorme de músicos que tocan instrumentos muy variados -entre ellos, cadenas de hierro-, y de una masa coral de grandes dimensiones. Las voces masculinas de los tres coros intervienen en la última de las tres partes en que se divide la obra, y las femeninas se suman en los últimos cinco minutos, que son apoteósicos. En la primera y segunda parte intervienen solistas y un narrador.
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Un amor imposible
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‘Gurrelieder’ es una obra, que, si está bien interpretada, deja al espectador anonadado
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‘Gurrelieder’ es una obra difícil de clasificar por tratarse de un ciclo de canciones, pero también es una cantata y un melodrama. Schönberg la compuso en su juventud, antes de convertirse en el adalid del dodecafonismo, y bebe de compositores románticos y tardo-románticos como Wagner y Mahler, aunque, compuesta entre 1900 y 1910, presenta también influencias simbolistas e impresionistas.
Se la considera como el ‘Tristan e Isolda’ del compositor vienés por narrar una historia de amor imposible -la del rey Waldemar y su amante Tove-, que transcurre en una época y en una geografía brumosa parecida, y por la dificultad vocal a la que se enfrentan los protagonistas. La obra está basada en textos del poeta danés Jens Peter Jacobsen.
Rattle hizo una lectura exuberante en un auditorio que se presta muy bien a las grandes obras sinfónico-corales como esta. La soprano Eva-Marie Westbroek lució todo su poderío vocal por encima de una orquesta siempre potente y a mucho volumen. No puede decirse lo mismo del tenor Simon O’Neill. Tiene la voz de ‘heldentenor’, de tenor heroico, apropiada para el papel de Waldemar, pero le faltaba potencia y no pudo superar en muchas ocasiones la avalancha orquestal que pasaba por encima.
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Interpretación apabullante
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Completaban el reparto de lujo la mezzosoprano Karen Cargill (Paloma del bosque), el tenor Peter Hoare (Klaus, el bufón), el barítono Christopher Purves (campesino), y el también barítono Thomas Quasthoff, que en esta ocasión era el narrador. Todos ellos ofrecieron unas interpretaciones brillantes, lo mismo que los tres coros, dirigidos por Simon Halsey. ‘Gurrelieder’ es una obra que, bien interpretada, como era el caso, resulta apabullante y deja al espectador anonadado. Eso es lo que ocurrió en el Royal Albert Hall londinense, donde los 6.500 asistentes premiaron a los intérpretes con largos aplausos.
La participación del Orfeó Català en este concierto extraordinario forma parte del programa de internacionalización emprendido por la entidad. Según Halsey, que lleva menos de un año al frente de la formación coral, la del sábado fue una cita histórica. El pasado jueves el Orfeó Català ofreció un concierto ‘a cappella’ en la catedral de Southwark, al sur de Londres, en el que interpretó ‘Ave Verum’, de Mozart, dirigido por Pablo Larraz, y ‘O vos omnes’, de Pau Casals, y ‘Requiem’ de Maurice Duruflé, dirigidas por Halsey.
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