Vía: www.artsbham.com/ | por Michael Huebner
Traducido por Luis Contreras | Licenciado en Idiomas Modernos | Profesor de la ULA
La música de Paul Desenne combina innatos ritmos tropicales con coloridos arreglos musicales que asemejan a los de un maestro del siglo 18. La mezcla de tan distintos elementos en la creación de un todo musical puede resultar increíble para quienes, por décadas, han sido por excelencia influenciados por Desenne.
Desenne fue el centro de atención este jueves en el Alys Stephens Center en ocasión del concierto Alabama Symphony Classical Edge. Tres presentaciones fueron agendadas, cada una con un cautivador viaje a su vida y raíces. Su Director y compañero, Carlos Izcaray, lideró a los siempre audaces exploradores musicales en una aventura desde las selvas amazónicas hasta las calles de Nueva York.
Palenkumbé, la obertura sinfónica compuesta en 2007, inicia con un tono rítmico que se eleva a conga con la ayuda de maracas, cajas chinas, cencerros y ritmos latinos. Eso bastó para hacer bailar a Izcaray en el podio mientras lideraba la orquesta en medio de una compleja combinación de riffs, notas adornadas y más de una ración de salsa.
Desenne tomó el escenario como una selva para contar The Life of Benjamin: A Monkey Symphony. Más que una sinfonía es un poema sinfónico que reconstruye las aventuras de Benjamin, un mono capuchino que fue adoptado por el artista Allen Hirsch, trasladado a Nueva York y luego regresado a Venezuela. Estrenada en abril de 2015 en Nueva York, esta obra revela la excelente narración musical y dotes orquestales de Paul Desenne.
El ambiente de jungla es inconfundible gracias a los sonidos de grillos logrados con los violines. La variedad de percusiones, desde la marimba hasta los tambores, llevan a las calles de Nueva York un escenario musical con bocinas, arritmias jazzísticas y un conjunto de cuerdas difusas marcando el ambiente. El regreso de Benjamin es contado a través de lentos y brillantes sonidos de cuerdas unidos a pasajes de vientos y glissandi que simbolizan el vaivén de las lianas.
La vida en Venezuela jugó en gran parte un papel en The Two Seasons of the Caribbean Tropics: un giro en los conciertos de cuatro temporadas de Vivaldi y Piazzolla. También un concierto para violín y cuerdas, Two Seasons, rinde tributo a estos compositores, prominentemente con citas a Vivaldi. Sin embargo, como Desenne lo mencionó en el escenario del Jemison Concert Hall, Venezuela sólo cuenta con dos estaciones – invierno y verano.
La violinista Miranda Cuckson fue una excelente solista entonando las desafiantes escalas y arpegios de Desenne con una naturalidad instintiva. Los goteos metálicos inician la primera temporada: gotas de lluvia que se convierten en un aguacero vivaldesco. Ranas, grillos y un baile de cumbia continuaron, siempre con intervenciones de citas del siglo XVIII, por cortesía de Vivaldi, como acceso al histórico pasado musical de Venezuela.
Lo más impresionante de su trabajo es el comando ingenioso con las partituras del violín. Más que una pieza orquestal, Two Seasons es una joya para solistas. Fácilmente uno podría imaginar que Cuckson, cuya especialidad se centra en música nueva, pudiese dominar cualquier repertorio de su elección.
La música de Paul Desenne estará nuevamente presente en los programas de la Orquesta Sinfónica de Alabama, su Sinfonía n° 5 se estrenará el 1 y 2 de abril en los conciertos de Masterworks.