Por Por Mary Milliken | Reuters
LOS ANGELES (Reuters) – A medida que se acerca el Mundial, los fanáticos del fútbol inevitablemente dirigen sus conversaciones hacia el deporte rey. Entre estos está Plácido Domingo, que explica por qué a sus 73 años todavía puede seguir arrodillándose para declarar su amor a una soprano.
“Fui portero y sé cómo tirarme al suelo”, dice el cantante de ópera español.
Incluso si su pasado como deportista le ha servido en su carrera, el tenor convertido en barítono nunca esperó llegar a donde está hoy, sin dejar de cantar en escenarios de todo el mundo.
Debido a esta inesperada longevidad, está haciendo una doble labor como actor principal y director general de la Ópera de Los Ángeles, donde cierra su vigesimoctava temporada este fin de semana como el monje enamorado en Athanael en “Thais” de Massenet, el papel número 139 de su carrera.
Hace unos 18 años, Domingo se hizo cargo de la Ópera Nacional de Washington, y más de una década después se convirtió en el director de la joven compañía de Los Ángeles.
“En realidad pensé que iba a estar cantando muy poco tiempo”, dijo a Reuters en una entrevista esta semana en el Dorothy Chandler Pavilion, donde actuó por primera vez en 1967. “Esa es la razón por la que empecé a pensar en ser director de un teatro. La voz está aquí, así que sigo cantando”.
Después de recuperarse totalmente de una embolia pulmonar el año pasado, Plácido Domingo dice que la continuidad de su carrera se debe a la pasión por lo que hace y a la suerte de que su voz esté sana.
“Mucha gente más joven que yo ya no canta, y yo sigo haciéndolo”, dijo Domingo. “No sé por cuánto tiempo más. Quizás dos semanas. En cualquier caso, mis planes son por tres años, al menos”.
UNA ÓPERA MÁS SUELTA, MÁS LIBRE
La decisión de Plácido Domingo de irse a la novata Ópera de Los Ángeles a mediados de la década de los 80 parece ahora inteligente. Una de sus labores entonces fue cultivar relaciones con la comunidad creativa de Hollywood y atraer a directores de cine para ejercer su oficio en la ópera.
La Ópera de Los Ángeles es hoy la principal inquilina del renacido centro urbano y artístico de Los Ángeles junto con la vecina Filarmónica y el Walt Disney Concert Hall.
“La única razón por la que la compañía es la cuarta más importante de Estados Unidos es directamente atribuible a su arte, y creo que de forma más amplia a la confianza de la audiencia en el gusto de los cantantes, directores y productores”, dijo Christopher Koelsch, presidente y director ejecutivo de la Ópera de Los Ángeles.
Dado que los asistentes a los espectáculos de la Ópera de Los Ángeles son relativamente jóvenes, no tienen necesariamente nociones preconcebidas sobre cómo debería producirse una obra clásica como “La Traviata” de Verdi.
“Quieren sentir algo más vanguardista, un poco más suelto, un poco más libre”, dijo Koelsch. “Somos respetuosos con la tradición pero no nos agobiamos por ella”.
Domingo, por ejemplo, abrirá la nueva temporada de la Ópera en septiembre interpretando al padre, Giorgio Germont, en una “La Traviata”, ambientada en los locos años veinte con escenarios Art Deco y dirigida por su mujer Marta.
“Tenemos que hacer cosas interesantes para gente nueva”, dijo Domingo.
40 AÑOS FIEL AL MUNDIAL
Cruzando la calle, la Filarmónica de Los Ángeles dirigida por la joven superestrella venezolana Gustavo Dudamel ha recibido elogios con una trilogía de las óperas de Mozart, con escenarios construidos por arquitectos de renombre y vestuario de diseñadores de moda.
Pero Domingo y Koelsch rechazan cualquier atisbo de guerra por el territorio operístico en el centro de la ciudad. “Ojalá pudiésemos hacer cosas juntos alguna vez y creo que existe la posibilidad”, dijo Domingo, que es amigo de Dudamel. “Estamos listos y dispuestos”.
Después de su última actuación en la Ópera el domingo, Plácido Domingo viaja a Europa antes de ir a Brasil para el Mundial. Llegará a tiempo para los cuartos de final y apuesta porque su amada España, actual campeona del torneo, siga en la lucha.
Las actuaciones del tenor incluirán un gran concierto en Río de Janeiro dos días antes del la final. No hay duda de donde estará el 13 de julio – en el estadio Maracaná de Río.
“He ido a la final (del Mundial) desde 1974”, dijo.