Vía: blogs.laverdad.es | Por CARLOS ESCOBAR
Agradecidos con María Elisa Flushing por compartir tan interesante artículo
Ludwig van Beethoven, uno de los grandes músicos de la historia, refleja perfectamente su enorme personalidad en cada pieza de su vasta producción artística. Sus 16 cuartetos de cuerdas, nueve sinfonías y la ópera Fidelio constituyen uno de los legados más humanistas y profundos de toda la historia de la música.
El compositor de Bonn era un hombre con firmes principios y una gran tenacidad a pesar de sus circunstancias vitales adversas, que le acarrearon un sinfín de problemas personales y de salud, entre los que destaca la pérdida auditiva progresiva considerando su condición de músico profesional. El ADN de Beethoven no contenía tantos genes para la fácil inspiración como el de Mozart, Rossini o Schumann. Por el contrario, el maestro alemán cimienta su creatividad artística en el esfuerzo y el tesón con el que trataba, desarrollaba y hacía interactuar los temas musicales.
Beethoven compone para sí mismo. No acepta encargos, patrocinios o el apoyo de mecenas que pudieran recortar su libertad creativa. La defensa de la libertad como elemento catalizador del destino del hombre está presente en muchas de sus obras. Precisamente, esta consideración del hombre como un ser individual que vive en una colectividad es un asunto capital en la obra sinfónica de Beethoven. El ejemplo más representativo es la música de laNovena Sinfonía para al texto de la Oda a la Alegría de Fiedrich Schiller que dice: “Alegría,…todos los hombres se convierten en hermanos, allá donde tu suave ala se posa”.
Esta idea de la fraternidad entre los hombres ya la adelantó Mozart en La Flauta Mágica, circunstancia que llamó la atención de un Beethoven muy contrariado con la temática tan poco moralizadora de otras óperas del genio de Salzburgo. La única ópera que Beethoven escribió, Fidelio, destaca el valor del verdadero amor conyugal y el rechazo ante la tiranía y la injusticia, ideas que ya aparecen en su obertura Egmont.
El maestro alemán es un ejemplo de persona con visión de futuro. Una concepción del futuro muy audaz porque no abandona nunca la tradición cultural, comportándose como un compositor moderno que partiendo desde el Clasicismo, llega al siglo XX, anticipándose al Romanticismo. Quizás el mayor mérito de Beethoven haya sido su determinación para innovar, sin preocuparse por la posible incomprensión del entorno social.
Ludwig van Beethoven era un universitario con una sólida base cultural y humanista. En su música está presente la pasión por el mundo clásico – en los ritmos del Allegretto de la Séptima Sinfonía-, por la literatura – especialmente por Goethe – y por la naturaleza – sobre todo en la Sexta Sinfonía-. Tenía tanta personalidad este músico, que no dudó en retirar la dedicatoria para Napoleón prevista para la Sinfonía Heroica – una de sus piezas más emblemáticas – tras la decepción que le causó su auto-proclamación como emperador.
Estamos inmersos en una época de observación, escucha y meditación que es necesaria antes de depositar la confianza en la persona que gobernará nuestro municipio o nuestra región. ¿Se imaginan a Beethoven en un momento así?
Estoy convencido de que el célebre maestro alemán hubiese apoyado a un político humanista, con empatía hacia sus semejantes y que venerara con sinceridad la tierra donde convive con su familia, vecinos y amigos.Beethoven no hubiese tolerado políticos no cumplidores de sus promesas ni los que se comportaran de una manera autoritaria o injusta.
Este músico tan románticamente individualista y que amó tanto la libertad de sus semejantes como la suya propia, sigue tan vivo hoy día, que si pudiera votar, apostaría por un líder que defendiera la cultura, la originalidad creativa y el cuidado de la naturaleza. Y lo que es más importante, apoyaría a un gobernante que representara sin excepción a todos los hombres y mujeres, con independencia de la edad, nivel cultural, nivel musical, nacionalidad, condición, partido político y raza, entre otras.
Si Beethoven pudiera votar, puede que todos nos convirtiésemos en hermanos.