El Teatro Municipal fue ayer el escenario de dos sesiones musicales de antología con la interpretación de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas (OSMC), cuando en el cierre de la serie Música que Sorprendió al Mundo, se homenajeó a Igor Stravinsky, en los cien años de la primera interpretación de La consagración de la primavera y se presentaron dos obras de autores venezolanos para obsequiar a los niños en su día.
Sadao Muraki, presidente de la OSMC, fue el encargado de abrir el espectáculo a las once de la mañana, al dar algunas referencias sobre el Concierto para Violín en Re Mayor, Opus 35, de Pyotr Ilyich Tchaikovsky, para el cual fue invitado como solista el maestro Ismael Parra.
También relató Muraki el rechazo que tuvo la primera presentación de la obra de Stravinsky en Los Campos Elíseos de París, bajo la batuta de Pierre Monteux, el 29 de mayo de 1913, dado que el público asistente no aprobó los cambios musicales que trataba de introducir el compositor ruso dentro de su obra.
La ejecución de la música de Tchaikovsky sirvió para mostrar la magistralidad de los miembros de la OSMC, dirigida por el maestro Rodolfo Sanglimbeni, la cual, una vez más, dejó escuchar su sonoridad y limpieza en la ejecución de sus instrumentos, al igual que la destreza y calidad del solista Ismael Parra.
La consagración de la primavera, de Stravisky, tocó cada una las fibras de los presentes, acompañada de una presentación en multimedia, donde se mencionaba cada una de las partes de que constaba la obra.
En la tarde, se pudo oír de nuevo la voz de Aquiles Nazoa, con música compuesta por René Rojas en La historia de un caballo que era bien bonito y la creación del trompetista de la OSMC, Eduardo Manzanilla, El animal más bonito, acompañado de los niños del taller Los Colores de la Música y de las narraciones de María Fernanda Montero y María Carolina Bermúdez.