Vía: DW.de , Autora: María Santacecilia | Editora: Emilia Rojas
La viola alemana con más prestigio internacional es una mujer y se llama Tabea Zimmermann. En esta entrevista exclusiva con DW, desvela los secretos de su carrera y del instrumento que la condujo a la cumbre artística.
No, Tabea Zimmermann no es una violinista frustrada que devino en viola. Dado que sus hermanos mayores ya tocaban instrumentos más populares, como el piano, el violonchelo y el violín, un profesor decidió que ella debía aprender viola. Fue todo un acierto. Desde bien pequeña se identificó con el timbre cálido y la tesitura intermedia propia del instrumento. Hoy es una intérprete reconocida en todo el mundo. Actúa como solista junto a las más prestigiosas orquestas y haciendo música de cámara al más alto nivel. Además imparte clases en el Conservatorio Hans Eisler de Berlín. Charlamos con ella con motivo de su concierto en Bonn como miembro del Cuarteto Arcanto el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.Deutsche Welle: ¿No se ha arrepentido nunca de haber hecho carrera con la viola, que tiene un repertorio mucho más pequeño que el piano o el violín?
Tabea Zimmermann: No, porque muy rápidamente me identifiqué con el instrumento, como si fuera mi propia voz. Quería tocar algo distinto a mis hermanos y era tan obstinada que rechazaba las piezas para violín, aunque a mi profesor le costaba mucho encontrar repertorio original para mí. Quizá después, mucho más tarde, eché de menos tocar algunas obras concretas, como por ejemplo, los Tríos con piano de Schubert. Aun así, nunca dejaría de ser viola.
¿Siente que tiene una responsabilidad hacia su instrumento, de hacerlo más popular e impulsar nuevo repertorio para él?
No. No me gustaría definirme como viola, sino como músico. Siento más responsabilidad hacia las obras, los compositores y las ideas, que hacia el instrumento.
¿Y es consciente de que un artista carismático, como es su caso, puede resultar una inspiración para que los jóvenes músicos escojan su instrumento?
Si un joven viene a mí y me dice que escogió la viola por haber conocido mis interpretaciones, naturalmente me hace muy feliz, pero no quiero convertirme en modelo de nadie. Hay muchos factores que entran en juego cuando alguien toma decisiones en su vida, como, por ejemplo, el hecho de tener hermanos. Si se es hijo único, es difícil que alguien se haga viola, lo más probable es que el instrumento escogido sea el violín o el piano. Cada vida es muy rica con sus propias variaciones y yo no quisiera ser ejemplo de nadie.
Toca en Bonn el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. ¿Existen todavía instrumentos para hombres e instrumentos para mujeres? Pocos hombres tocan el arpa, por ejemplo…
Eso es verdad… En cambio, cada vez más mujeres tocan la viola, aunque si alguien me preguntara si es un instrumento masculino o femenino, realmente no sabría qué responder. Esas categorías no van conmigo, pero he de decir que yo me encuentro en una situación privilegiada, pues nunca tuve que luchar por ningún derecho. En el Conservatorio, por ejemplo, hay muchas chicas que tocan la viola.
Pero sucede que después en las orquestas encontramos muchos más hombres que mujeres en determinados instrumentos…
En las aulas de los conservatorios hay a veces más alumnas que alumnos, pero después, a la hora de hacer una prueba para una orquesta, se escoge al candidato masculino. Pero no diría necesariamente que hay discriminación. Existen muchas razones por las cuales una persona consigue un trabajo o no.
En los conservatorios alemanes, ¿no hay todavía más chicos que chicas en las clases de contrabajo, por ejemplo?
No necesariamente… Hay muchas chicas que tocan el contrabajo. Y, a veces, cuando veo a alguna, siento tristeza, porque pienso que tiene los dedos demasiado finos, o porque el cuerpo no tiene la fuerza que el instrumento requiere. No pienso que la igualdad de derechos implique que todos –hombres y mujeres- podamos hacer las mismas cosas.
El mundo de la música clásica exige hoy día mucho de los jóvenes artistas: además de tocar muy bien, deben tener una buena imagen, ser activos en las redes sociales, comprometerse con alguna causa… ¿Lo tienen ellos más difícil que usted cuando comenzó?
Básicamente estoy de acuerdo con usted y creo que es muy complicado ser bueno en todas esas facetas. Cuando yo tenía 20 años, no podría haber hecho todo lo que hoy se espera de un artista. Pero debo decir que tampoco hay reglas escritas sobre lo que hay o no hay que hacer. Mucha gente joven siente que se tiene que comportar de una determinada manera, ya que nuestra sociedad está llena de expectativas. Pero cumplirlas no te convierte en un buen artista, para eso uno debe encontrar su propia personalidad. Animo a los jóvenes a funcionar al margen de las expectativas, a ser diferentes, a ser ellos mismos.
¿Cómo lleva usted la cantidad de chistes sobre los instrumentistas de viola que circulan en los ambientes musicales?
(Ríe…) Sin problemas. Toda sociedad necesita tener minorías o un punto de mira sobre el que hacer chistes. Pero he decir que hubo un estudio en las orquestas alemanas, cuyas conclusiones fueron que los violistas eran los más inteligentes de la orquesta. En cambio los timbaleros quedaron en último lugar en inteligencia, así que ahora son ellos los que deben luchar contra este resultado.