Para responder a esta cuestión, Clemens Wölner, de la Universidad de Hamburgo y Andrea R. Halpern, de la Bucknell University, realizaron un experimento con un grupo de directores de orquesta y de pianistas, en dos grados de experiencia, los profesionales y los estudiantes.
Vía: www.muyinteresante.es/ Por Marisa Fernández
De forma general, el procesamiento auditivo de sonidos necesita de la participación de algunos otros procesos mentales para poder comprender lo que nos llega a través de los oídos. Se sabe que la memoria de trabajo y diversos tipos de atención como laatención selectiva son importantes para analizar el contenido de conversaciones o incluso de canciones. Además, se plantea que existen relaciones entre ambos procesos, habiéndose demostrado que una mayoramplitud de memoria de trabajo (mayor número de informaciones que pueden mantenerse y manipularse mentalmente a la vez), se asocia con una mejor capacidad atencional y con una mayor habilidad para dividir la atención entre tareas.
Para comprobar sus hipótesis contaron con la colaboración de 30 músicos. Entre ellos había 7 directores de orquesta con experiencia, 8 estudiantes de dirección orquestal, 7 pianistas expertos y 7 estudiantes de piano. Todos ellos realizaron diferentes test de discriminación de tonos, memoria de trabajo verbal, para tonos y ritmos, así como una prueba de memoria a largo plazo y pruebas de atención selectiva y dividida utilizando tareas de escucha dicótica(presentando estímulos distintos en cada oído).
Los resultados de este bonito trabajo, publicado no hace mucho en la revistaAttention, Perception and Psychophysics (2015), mostraron que, tal como habían predicho los autores, los directores de orquesta realizaron mejor las tareas de atención dividida, y mejor cuanto más experiencia tuvieran (esto es, los estudiantes lo hicieron peor que los directores profesionales). Además, parece que no hubo diferencias entre los grupos en la capacidad de memoria de trabajo y en general, cuanta mejor era esta capacidad, mejor rendimiento se alcanzaba en las tareas de atención selectiva y dividida.
Los autores concluyen que los datos apuntan a que los directores de orquesta tienen una flexibilidad atencional mayor que les permite cambiar mejor entre distintos focos de atención. Posiblemente esto sea una forma más de demostrar que el entrenamiento en diferentes actividades mentales a lo largo de la vida nos vuelve mejores en algunas de las capacidades cognitivas, como una forma más del fenómeno de plasticidad cerebral.