Vía: Rusia Hoy | Escrito por Nadia Koval | “Arzuza tiene la habilidad de asimilar rápidamente la más complicada música orquestal y su sólida cultura musical le permite entender profundamente el repertorio de diferentes estilos y épocas”, dijo sobre él Alexánder Titov, famoso director de orquesta ruso
¿Cómo y cuándo nació la idea de ser director de orquesta y quién participó en su orientación profesional?
La idea surgió una vez estando en la clase de historia de la música en la Universidad de Cali, Colombia, cuando el profesor nos mostró una grabación de La consagración de la primavera de Ígor Stravinski. La complejidad de esta obra me dio la idea de lo difícil que sería dirigirla. Creo que desde ese momento, empecé a pensar sobre ser director de orquesta. Tenía en ese momento 16 años. En cuanto a los años de estudio en el Conservatorio de San Petersburgo, ¿qué fue lo más memorable para usted?
El Conservatorio o el “conse”, como decíamos los estudiantes en esa época, fue como un templo para mí. Es un lugar mágico y místico, donde siempre se respira un amor profundo por el arte. A esta institución le debo mi formación sólida como director de orquesta.
Recuerdo cada una de las clases y cada una de las enseñanzas de esos grandes maestros que tuve.
¿En qué consiste su interés por la música rusa?
Mi interés radica en que siempre fui un amante de la cultura rusa, desde mi infancia. Luego, tuve la gran fortuna de educarme bajo la tutela de excelentes maestros en el Conservatorio Rimski-Korsakov de San Petersburgo. La música rusa me gusta por su alta expresividad, colorido, por su pasión, por sus formas tan diversas. Siempre es un placer interpretar el sinfonismo ruso.
Usted ha dirigido varios ballets rusos en el Teatro Colón. En su opinión, ¿a qué se debe, por ejemplo, la popularidad de El Cascanueces de Chaikovski?
Pienso que no solo acá sino en todo el mundo es conocida la música de El Cascanueces. Creo que a cualquier persona que no haya escuchado música clásica le gustaría, no me cabe duda. Esta música es maravillosa en todos los sentidos, ya que hace volar la imaginación sin distinción de edad. Creo que es una de las mejores obras de Chaikovski y una de las partituras más fantásticas que se hayan escrito para ballet.
¿Qué podría comentar acerca de su reciente trabajo en la ópera Evgueni Oneguin?
El trabajo sobre esta ópera fue la culminación de un sueño. Evgueni Oneguin es una de mis óperas favoritas y la pude ver varias veces en el Teatro Mariinski de San Petersburgo, a la vez que la estudié detalladamente en el Conservatorio.
Fue todo un desafío convencer al Teatro de Córdoba hacer esta puesta, pero creo que se lograron cosas muy bonitas y la gente pudo apreciar otra corriente lírica, fuera de lo tradicional en un Teatro de Provincia. Ojalá se puedan repetir experimentos de este tipo, así el público puede apreciar cosas distintas.
Actualmente dirige la Orquesta Sinfónica de Córdoba (Argentina). Cuéntenos un poco acerca de su orquesta.
La Orquesta Sinfónica de Córdoba es una agrupación muy especial porque son muy críticos con el trabajo que se hace.
Es una orquesta que siempre quiere lograr un mejor sonido, que está siempre en la búsqueda de la perfección. Al mismo tiempo, es una orquesta muy expresiva. Siempre es un placer ensayar y realizar conciertos con ellos, forman parte esencial en mi desarrollo como director profesional.
¿Cuáles son sus próximos planes creativos?
Con la Orquesta Sinfónica de Córdoba estaremos grabando el primer CD con obras de compositores latinoamericanos, lo que será un aporte al mundo de la música sinfónica.
Desde hace unos cinco años estoy tomando un gran placer a la dirección de óperas y espero poder realizar proyectos en distintos teatros de América del Sur y de Europa.
También tengo varios proyectos musicales en Alemania, Austria y Rusia que se llevaran a cabo en los próximos años. Mi deseo es poder trabajar con músicos que quieran dar lo mejor de sí mismos, en cualquier lugar del globo.