Prensa FundaMusical Bolívar
El homenaje a un artista siempre es emotivo. Pero si el nombre de ese artista es Inocente Carreño, quien con sus 94 años se paró en el podio y dirigió a la Sinfónica Juvenil Teresa Carreño, resulta una experiencia inolvidable. Esto sucedió el domingo 14 de diciembre de 2014, en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacionalde Acción Social por la Música, en Quebrada Honda.
Antes del concierto se hizo el bautizo del libro Inocente Carreño: ser de tiempo y creación, de Alejandro Bruzual. En ese preámbulo, el mismo autor expresó su gratitud a diversas personas e instituciones que colaboraron para que el libro se convirtiera en una realidad. Luego, la presentación formal estuvo a cargo del musicólogo Juan Francisco Sanz, quien dejó claro el valor que tiene esta publicación. En ese sentido expresó: “Muchas veces ocurre que algún valiente, alguna editorial, algún patrocinante, como es el caso que nos ocupa hoy, se percate de que tiene entre manos una obra trascendental. Por experiencia propia, sabemos que la historia terminará decantando lo verdaderamente importante, dejando lo que no es esencial, y quedarán sólo aquellas cosas que merecen ser recordadas. Así, con su trabajo, Alejandro (Bruzual) ha hecho un mapa de lo que él mismo llama geografía cultural venezolana”.
De inmediato, el propio maestro Carreño expresó su alegría diciendo: “hoy está de fiesta mi viejo corazón”.Agradeció a todos los que hicieron posible la publicación sobre su vida y obra, y finalizó recitando dos décimas hermosas, una dedicada a su familia, y otra a Alejandro Bruzual.
La obra de un compositor es su música, y la mejor manera de homenajearlo es interpretándola. Por ello, Inocente Carreño dirigió la primera parte del concierto, en el que la Sinfónica Juvenil Teresa Carreño de Venezuela (SJTCV) ejecutó Miscelanias para orquesta de cuerdas en cinco movimientos. El entusiasmo del público no se hizo esperar, el privilegio de ver al propio compositor dirigiendo su obra se materializó en aplausos.
Luego del intermedio subió al podio el joven maestro Christian Vásquez, quien junto a la orquesta hizo vibrar a la audiencia. Las notas de Estudio sinfónico, La ciudad de los techos rojos (Rapsodia sinfónica) y la glosa sinfónica Margariteña, para orquesta,retumbaron no sólo en el recinto, sino en las emociones de cada uno de los asistentes. El maestroCarreño, entre una obra y otra, se levantaba para felicitar al director Christian Vásquez, con una euforia incontenible.
Al finalizar el concierto, la satisfacción y el sentido de pertenencia por lo nuestro se reflejó en cada rostro, en ese momento recobró importancia una frase de Alejandro Bruzual: “el maestro Carreño es Venezuela, la que hemos sido y la que podemos ser”.