Vía: es.gizmodo.com
El oído absoluto es la capacidad de identificar con precisión cualquier nota musical por su nombre sin ninguna referencia. Es un talento que poseen sólo una de cada 10.000 personas, y solo se puede aprender en un período crítico antes de los 7 años. Ahora, científicos han descubierto que un medicamento psiquiátrico común puede reiniciar esta capacidad de aprendizaje en los adultos, incluso si nunca han tenido formación musical.
Investigaciones anteriores encontraron que el medicamento contra la epilepsia valproate permitió a ratones adultos aprender hábitos que son por lo general imposibles de desarrollar después de la juventud. El profesor de Harvard Takao Hensch y su equipo suministraron el medicamento a un grupo de hombres adultos sin formación musical, y luego les pidió hacer una serie de ejercicios de entrenamiento del oído durante dos semanas. Los que tomaron el medicamento mostraron una mejora de tono que fue significativamente mayor a los que tomaron un placebo. En otras palabras: encontraron la prueba de que el fármaco restaura la plasticidad del cerebro que normalmente se pierde después de la infancia.
Las implicaciones para el aprendizaje son enormes. En una entrevista con NPR, el Dr. Hensch señaló las posibles aplicaciones más allá de la música:
Hay una serie de ejemplos de desarrollo durante el periodo crítico. El lenguaje es uno de los más obvios. La idea era encontrar una manera de reabrir la plasticidad y, en combinación con la formación adecuada, permitir al cerebro adulto convertirse en joven de nuevo.
Pese al hallazgo, en la misma entrevista el Dr. Hensch advierte que estos experimentos se deben realizar con mucho cuidado:
Si hemos dado forma a nuestra identidad a través del desarrollo, a través de un período crítico, y hemos igualado nuestro cerebro hacia el medio ambiente en que nos criamos, corremos el riesgo de borrar la adquisición del lenguaje, la cultura, la identidad al reabrir el período crítico.
Quien sabe. Tal vez algún día, con la ayuda de una pastilla, todos tendremos el tono perfecto de Farinelli.