@palacios_harold | Fotografías Denise Torin
Crear o fusionar géneros a partir de las tradiciones pareciera un ejercicio de irreverencia y confrontación con quienes no ven con buenos ojos las propuestas que se diferencian de lo “establecido” durante algunos años en la proyección de la cultura popular. A pesar de existir una especie de celo o protección por parte de agrupaciones dedicadas a la proyección, diversas son las experiencias que han asumido el reto de presentar nuevas formas de expresión.
Cada vez son más las agrupaciones que se sumergen en la fusión y creación a partir de las sonoridades existentes en Venezuela. Con el aumento de la presencia en los medios de difusión masiva, a través de la aparición en reconocidos premios nacionales e internacionales, por la incorporación en comerciales o por la viralización de videos que reivindican el nacionalismo, se ha originado una especie de efecto dominó dónde se promueve la necesidad de conocer el origen del venezolano y expresarse artísticamente a través de él. Si bien la música desencadenó un movimiento que visibiliza las tradiciones desde los patrones establecidos en la actualidad, ¿Qué pasa con la danza cuando se fusionan o crean propuestas de este tipo?, ¿La forma de bailar debería ser igual a aquellos géneros que conservan una forma más tradicional?, o más complejo aún ¿Por qué crear desde la música pareciera estar más permitido que hacerlo desde la danza?
La creación desde la contemporaneidad en la danza tradicional es un camino poco recorrido, en primer lugar porque las agrupaciones tradicionales están concebidas como acompañantes del repertorio musical; en segundo lugar porque la visión estereotipada de la danza de tradición ha limitado el poder creativo, y en tercer lugar porque existe la creencia de que los grupos de proyección son una representación fiel de lo que ocurre año tras año en las manifestaciones culturales de los pueblos, por ende, las agrupaciones de danza tradicional están preconcebidas como repetidoras de esquemas.
Con el objetivo de crear una propuesta artística influenciada por la ancestralidad, pero con evidente presencia sonora y estética de la contemporaneidad, que sirviera para renovar la concepción de la danza de proyección, anclada 30 años atrás; la agrupación Danzas Itanera presenta el VeleRock.
Después de una búsqueda exhaustiva de experiencias sonoras sustentadas en la tradición, Itanera se topa con la Rock and MAU: propuesta musical que explora las raíces de la música tradicional y las fusiona con temas exitosos de las bandas de pop/rock de Venezuela, de una forma contemporánea. Con la canción “Rubia Sol, Morena luna” de Caramelos de Cianuro, que en esta versión toma los ritmos del estado Falcón, Itanera, en un trabajo articulado con #Tradición360, consolidó un audiovisual danzado que toma elementos del tambor veleño, el rock y el pop, y decidieron denominar VeleRock.
La cultura no es estática, constantemente está en transformación y así las formas de proyectarlas. Conocer la diversidad tradicional venezolana, quererla, apropiarse de ella, es el camino para crear desde ese legado cultural. Construir de la mano de las experiencias sonoras de la actualidad, dejar de lado la repetición sin reflexión, y empezar a sentir ese pasado que habita dentro de cada quien es uno de los caminos a seguir para fomentar el sentido de pertenencia en el país desde la creación artística.