Escrito por Prensa FundaMusical Bolívar
El joven director venezolano, radicado en Viena, dirigió un concierto que contó con la participación del percusionista Ramón Granda.
Una atmósfera gitana invadió la Sala Simón Bolívar este sábado 19 de octubre cuando la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar inició el concierto pautado a las 11am, bajo la batuta de Vladimir Prado. La cita musical inició con Las danzas folklóricas rumanas (versión para orquesta) de Béla Bartók, obra de apenas seis minutos de duración, que consta de seis partes inspiradas en danzas gitanas rumanas, seguida de la Suite El amor brujo en versión orquestal de Manuel de Falla, inspirada en la cultura gitana española.
Es la segunda vez que Prado, joven director venezolano residente en Austria, dirige a la OSBBV. La primera fue hace tres años, y desde entonces adquirió el compromiso de volver: “Yo siempre he estado en contacto con El Sistema y hace tres años recibí la invitación para dirigir a la orquesta. Durante este tiempo, siempre me he mantenido en contacto muy directo con el maestro Abreu y con los directivos de la orquesta, y se dio la oportunidad en ambos calendarios para venir”, acotó Prado desde camerino luego del concierto.
Sobre la selección del repertorio, explicó que fue una propuesta hecha por él, con una primera parte conformada por gitanerías de Bartók y de Falla: “Las de Bartók son unas miniaturas tan bien logradas, tan bien orquestadas, son tan sencillas, pero a la vez tan ricas en armonía, en expresividad…”. Luego del intermedio, para la segunda parte del concierto, se añadió la Sinfonía para ocho timpanís y orquesta de Johann Christian Fisher, que contó con la participación de Ramón Granda en calidad de solista: “El concierto de timpanís de Fischer era un compromiso adquirido de la orquesta y vino como anillo al dedo con el Haydn (“La del toque del timbal”), porque Fischer nació un año antes que Haydn y murió un año antes que él”.
Sobre el trabajo con la orquesta, remarcó el profesionalismo de la misma y cómo se dio el acoplamiento entre ambos: “La orquesta es completamente profesional y respondió a los cambios que yo le pedía, a las articulaciones, a la dinámica, a la expresividad que pedía. Respondieron con una entrega total. Estoy muy contento”.
Prado, perteneciente a la nueva generación de jóvenes directores venezolanos, ha dirigido también al Coro Sinfónico Juvenil Simón Bolívar de Venezuela. Llega a Venezuela luego de entregar su tesis doctoral, una investigación extensa sobre la música en la corte imperial austro-húngara. Después del concierto, regresa a Austria donde mantiene compromisos de trabajo, entre otros con el grupo profesional de voces a capella I Fiori Vocali, especializado en música vocal del siglo XVI: “Me voy con inmensas ganas de volver rápido”.