Vía: Quinto Día | Escrito por: Carlos Guillermo Ortega
La soprano Ana Lucrecia García, nacida en Coro y formada inicialmente como violinista en las filas del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, es una de las figuras estelares del ciclo musical europeo “Tutto Verdi”, organizado en el marco del bicentenario del famoso compositor italiano. García, quien debutó exitosamente en el
Teatro Scala de Milán luego de tres años de perfeccionamiento vocal en la Escuela Superior Reina Sofía de Madrid –primero con el tenor Alfredo Kraus y posteriormente con la mezzo Teresa Berganza-, interpretó el estelar rol de Amelia en la ópera I Masnadieri (Los Bandidos) de Giuseppe Verdi, junto al también cantante venezolano Aquiles Machado, con la Orquesta y el Coro del San Carlos de Nápoles. La grabación de esa obra –en DVD, CD y Blu Ray- saldrá a la venta la próxima semana en las naciones europeas y ha sido elogiada unánimemente por la crítica del viejo continente, que destaca el timbre oscuro –de lírica spinto– y la técnica “impoluta” de la cantante falconiana.Lucrecia –como le llaman, a secas, en el ámbito de la ópera- ha personificado, en los coliseos internacionales más prestigiosos (Scala, La Fenice, Parma, Covent Garden y Arena de Verona, entre otros escenarios) a Odabella de Attila, Abigail de Nabucco, Aida y Floria Tosca, mereciendo encendidas ponderaciones.
-¡Mujer, dónde estabas escondida!. Tu voz es tan importante que pronto se hablará de ti en todas partes –exclamó el gran barítono italiano Leo Nucci después de ser testigo de la plenitud vocal de la venezolana.
En la ópera que acaba de grabar (I Masnadieri) bajo la dirección del maestro Nicola Luisotti, la soprano falconiana compartió honores no solamente con el tenor larense Aquiles Machado –ya consagrado en América y Europa- sino también con los famosos Giácomo Prestía, Artur Rucinski, Darío Russo y Massimiliano Chiarella, cantantes de sólido prestigio en el campo de la lírica.
Hija de un humilde electricista (Samuel García Morales) y de una enfermera del Banco de Sangre del Hospital de Coro (Nelis Tellería de García), la aclamada soprano descubrió sus aptitudes vocales al tratar de emular a sus admiradas intérpretes líricas.
-Canté en público y tuve una receptividad efusiva, calurosa. Desperté tanto entusiasmo que decidí cambiar el rumbo. Dejé a un lado el violín y me dediqué al canto. En 1998 me puse a las órdenes de Kraus y Berganza. Fue una sabia decisión…
Deseosa de mostrar sus cualidades “a los queridos compatriota amantes del buen canto”, Lucrecia aguarda en Madrid, donde reside, la oportunidad de actuar ante los suyos.