Por: Ana María Hernández G. | Vía: guitarrista62.blogspot.com/
Bartolomé Díaz es un músico incansable. Conocido más como guitarrista, especialista en la interpretación histórica, también es director musical, productor y actualmente director de Cultura de la Universidad Metropolitana (Unimet). Actualmente, su trabajo está centrado en el repertorio del siglo XIX_venezolano y en trabajos dirigidos al público infantil.
–¿Qué proyectos tiene actualmente?
–Estoy trabajando muy intensamente en la pre-producción del nuevo portal de El Taller de los Juglares, el cual estará dedicado a la colección de cánones para uso escolar y lúdico de Andrés Barrios. Un trabajo de gran envergadura artística y pedagógica que lleva por nombre ¡Uno para todos! Comenzaremos a grabar en el mes de mayo y para septiembre esperamos que el proyecto traiga un aire totalmente nuevo a la enseñanza de la música y el canto al niño venezolano en edad escolar.
–También estoy concluyendo el segundo volumen de la gran antología de aguinaldos que produjo Décimo Nónico (la agrupación que conforma junto a Andrés Barrios y Luis Felipe Santos) el diciembre pasado. Ya están en red 20 aguinaldos y la colección llegará a tener 41 al sumar los que se añadirán este año. El portal ha tenido una demanda tremenda en Venezuela y en muchos países extranjeros. Nuestra meta es hacer disponible la referencia más importante y fidedigna sobre el aguinaldo tradicional venezolano que exista.
–Estoy disfrutando muchísimo el dirigir a Musicum, el ensamble de estudiantes de excelencia de la Universidad Metropolitana. Los chicos tocarán importantes recitales el 17, 18 y 19 de abril, con un programa avasallante de canciones patrióticas de tiempos de la independencia que llamamos La Marsellesa Venezolana. Mi sensación es que Musicum va a redefinir lo que un grupo musical universitario es capaz de llevar a cabo, artísticamente hablando.
–¿Cómo sigue el repertorio del siglo XIX, qué novedades hay?
–La Graciosa Sandunga, proyecto que hicimos para la Fundación Bigott en 2012-2013 fue maravilloso y revelador. El álbum nos enorgullece muchísimo y ha tenido una calidísima acogida. Los espectáculos en vivo que se llevaron a cabo en torno a esa producción discográfica también han sido muy motivadores para el conjunto. 2014 y 2015 (como epílogo a un buen número de años de investigación y estudio) han estado dedicados a nuestra gran antología de aguinaldos, Divino y Humano, parte de la cual ya está disponible en portaldeaguinaldos.com
–¿Cuántos discos lleva el proyecto del siglo XIX?
–Tomando en cuenta nuestro actual portal (el cual es un disco de acceso libre en red) son tres, Pasión, porte y picardía, Canciones y danzas de Europa y América, La Graciosa Sandunga, obras del manuscrito de Pablo Hilario Giménez y Divino y Humano, fervor y fiesta en el aguinaldo tradicional venezolano.
–¿Cómo ha sido la reacción del público ante el repertorio de Décimo Nónico?
–Nos ha ido estupendamente, gracias a Dios, en buena parte porque el grupo acomete sus interpretaciones con gran honestidad artística, cosa que la gente capta (en vivo, en disco, en espectáculo teatral/musical) de inmediato. Tenemos la suerte de que la gente escuche nuestras interpretaciones históricas con gran apertura y calidez, por lo visto no les suenan a música vieja o acartonada. Tener a Andrés Barrios como frontman hace que lo de generar buena conexión con el público sea tan elemental como afinar los instrumentos y comenzar a tocar. Él es, sencillamente, un as bajo la manga, un músico genial, y lo digo con absoluta responsabilidad. Por su lado, Luis Felipe Santos se ha convertido en un luthier estupendo, la guitarra Terz fabricada por él que toco actualmente compite favorablemente con cualquier guitarra romántica histórica, independientemente del país donde haya sido construída.
–¿Qué opina de la integración de instrumentos antiguos con los modernos en una misma propuesta artística?
–Yo, que he tocado guitarra barroca en álbumes pop tan disímiles como Sin otro sentido de Lasso e Inmensa minoría de Guillermo Carrasco no debería quejarme. Sin embargo prefiero “a cada oveja con su pareja”. Si una banda (tenga el renombre que tenga su director o sus ejecutantes) fabrican esa sonoridad para hacerse más “comerciales”… para mi se acaba la magia. En un caso en que impere la absoluta pureza artística, ciertamente, el fin justificaría los medios.
–¿Qué balance tiene como músico, desde la Camerata de Caracas, de Syntagma, El Taller de los Juglares, E-ón, y ahora Décimo Nónico?
–El Taller de los Juglares y Décimo Nónico son mi vida, y creo que me reflejan artísticamente con bastante exactitud. De las cosas del pasado, extraño mucho a Julio Timaure y las portentosas grabaciones que dejó con E-ón (un artista irrepetible). Su fallecimiento es algo que nunca he logrado superar del todo. La experiencia de militar durante años en la escena de la interpretación histórica en Venezuela la puedo volcar, hoy, en mis muchachos de Musicum. Me encanta ver cómo ellos ponen la misma cara de asombro que puse yo (a los 21 años) cuando escuché música colonial venezolana por primera vez.
–¿Ha retomado alguno de esos proyectos anteriores?
–El Taller de los Juglares nunca ha parado de existir y nuestro álbum Cantando entre líneas Chamario (musicalización del Chamario de Eugenio Montejo) es, de eso no tengo la menor duda, nuestro mejor álbum y uno de los mejores álbumes de música infantil de todos los tiempos, ojalá la sinceridad no suene a falta de modestia.
–¿Y proyectos personales suyos, en solitario?
–Con Andrés Barrios y Araís Vigil (una bailarina extraordinaria de danza contemporánea) hemos hecho una musicalización/coreografía de poesía del maravilloso poeta español contemporáneo Francisco José Cruz, una obra de gran envergadura que se llama Con nuestras voces muy juntas. Una vez hayamos terminado de encaminar el proyecto de los cánones vamos a estar concentrados en presentar ese nuevo trabajo. Para mi es una obra maestra de música de cámara, con un lenguaje muy particular y una fuerza expresiva casi indómita. No se si se entienda lo que voy a decir, pero es una obra que celebra la vida con la muerte. Una de las experiencias musicales más notables que he tenido a lo largo de mi trayectoria profesional.
–¿Qué huella está dejando en la Unimet?
–La diferencia es que he tenido la suerte de ver nacer el programa de becas de excelencia en la Unimet y eso ha hecho de nuestra casa de estudios algo totalmente diferente a lo que era. Para mi ha implicado un reto artístico enorme, el cual cambia de manera exponencial año a año. Me considero muy afortunado de ejercer como artista y gestor cultural en la Universidad Metropolitana, considero que Unimet está pasando por un momento que, a pesar de las complejidades sociales y políticas que agobian al país, es particularmente luminoso.
–¿Cómo ve el panorama actual del país, sobre todo para la música no comercial, no mediática?
–Muy complicado, ciertamente. Creo que es un momento para uno aferrarse a su vocación, más que a su profesión. Sin embargo, estos tiempos duros me han hecho, al menos a mi, valorar más la inspiración que da esta tierra, este clima, esta historia cultural tan particular de Venezuela.
–¿Qué dificultades tienen los músicos actualmente, sobre todo si la producción depende de usted?
–La mayor es el patrocinio, indudablemente. Tocar la puerta correcta no suele ser nada fácil. Sin embargo, de todos nuestros proyectos, ¡Uno para todos!, que es el más reciente, fue el que obtuvo patrocinio de manera más expedita, mis proyectos, en general, han tenido muy buena fortuna, han nacido enmantillados.
–¿Quién lo apoya actualmente?
–Mi vida y la de mis colegas serían totalmente diferente sin la fe y el apoyo de León Armitano, hijo del gran Ernesto Armitano, el editor. Fundación Bigott ha sido un patrocinador extraordinario (y de verdadero criterio, cosa que los artistas agradecemos muchísimo), Hacienda La Trinidad es una casa fuera de casa, Fran Cruz y Chari Acal desde Carmona (Sevilla) son una fuente inagotable de inspiración y optimismo, Aymara y Emilio Montejo son mi puente a la obra y el sentir de Eugenio Montejo, el artista más perfecto que he conocido. La oficina Promet, de la Universidad Metropolitana, ha sido fundamental en la consolidación de ¡Uno para todos!, el Coro del Colegio Luz de Caracas ha sido uno de los hallazgos más extraordinarios que he hecho en los últimos tiempos y será maravilloso atesorar sus voces en los cánones de Andrés Barrios.