Con tres presentaciones en el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo, la OSSBV Y Gustavo Dudamel recibieron, una vez más, el reconocimiento y afecto del público bogotano. Un variado repertorio de composiciones del siglo XX, tanto latinoamericanas como europeas, le permitió a los músicos venezolanos mostrar su talento y versatilidad
Prensa FundaMusical Bolívar
Uno, dos, tres bises tuvo que dar la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela (OSSBV) y su director Gustavo Dudamel para poder bajar del escenario, el pasado viernes 1 de julio, en el concierto que ofreció en el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo de la ciudad de Bogotá.
Esta fue la tercera y última presentación de los músicos venezolanos en su gira 2016 por la capital colombiana. El programa de la noche estuvo dedicado a composiciones de Igor Stravinsky: Petrushka y La consagración de la primavera. Los músicos dibujaron con sus instrumentos las imágenes de los dos ballets, sumergieron a los asistentes en las variadas armonías, ritmos y timbres de las obras del autor ruso. La interpretación de Dudamel y la OSSBV levantó al público de sus asientos y recibió una sonora ovación, que hizo que el director volviera tres veces más al podio y alzara su batuta para ejecutar tres piezas más. La velada pasó de los clásicos ballets de Stravinsky a la fiesta de sonidos de la música popular colombiana y venezolana, la sala bailó y cantó con las versiones de la cumbia Colombia, tierra querida, de Lucho Bermúdez, y nuestra Alma llanera, de Pedro Elías Gutiérrez.
La noche anterior, la OSSBV y Dudamel dieron un concierto en el que mezclaron composiciones venezolanas, latinoamericanas y europeas. Esta presentación la ofrecieron a la memoria de Inocente Carreño. Al subir al podio Dudamel le habló al público: “Queremos dedicar este concierto a un maestro muy importante de Venezuela, que nos ha acompañado, que ha acompañado al maestro Abreu en esta gesta. Queremos dedicarle este concierto a nuestro querido maestro Inocente Carreño”. Inmediatamente, el director alzó su batuta y comenzó a sonar la Hipnosis mariposa, de Paul Desenne, seguido de las Bachianas brasileiras N°2, de Heitor Villa-Lobos; y de Daphnis et Chloé y La valse, de Maurice Ravel. Este programa fue aplaudido de principio a fin y también ameritó que el director volviera al podio para ofrecer dos bises.
Una nueva faceta de su versatilidad
La prensa colombiana siguió de cerca el paso del “carismático director Gustavo Dudamel y la icónica Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela”, destacando la versatilidad y variedad del programa que llevaron en esta vista a Bogotá.
En las giras anteriores nuestros embajadores musicales convirtieron a Mahler y a Beethoven en grandes referencias de su quehacer. Durante esta nueva visita a la capital del país vecino, una plaza que respeta y admira a nuestros músicos, tanto el público como la crítica disfrutaron del paseo por clásicos del siglo XX al que invitaron director y orquesta.
No sólo se trató de la presencia de las obras de Ravel y Stranvinsky en los programas. O de la hermosa glosa sinfónica de Desenne que homenajea a Simón Díaz, Hipnosis mariposa. La Sinfonía Turangalila, ejecutada en el primer concierto de la gira, fue celebrada como una gran recreación de la obra de Olivier Messiaen. La OSSBV se convirtió en la primera orquesta en interpretar esa composición en el Teatro Mayor. Y la presencia de las Bachianas brasileiras N°2, de Villa-Lobos fue vista como una novedad y una experiencia ante el hecho de que la obra del brasileño pocas veces se escucha en los escenarios de música académica de Bogotá.