Vía: www.elimpulso.com | Por Juan José Peralta
Finalizaba el siglo XIX, el 20 de enero de 1899 en el barrio El Milagro de Maracaibo abrió los ojos por primera vez Armando Segundo Molero, quien en el transcurso del tiempo se convertiría en el trovador marabino de la zulianidad, cronista musical de su Tierra del sol amada, como la bautizara el poeta Udón Pérez en hermosa canto a su Maracaibo mía.
Basta escuchar sus canciones grabadas en la radio y las presentaciones en vivo, para entender el profundo amor de este cantor popular para dibujar y trazar en los versos fecundos de sus canciones la historia de las tradiciones de la capital zuliana y gracias a él perviven, aunque a duras penas, algunos géneros de la zulianidad como la danza, la contradanza, el bambuco, la décima y el vals sobresaliendo con gran vigor la gaita.
Muy temprano Armado aprendió en forma autodidacta a tocar la guitarra y a serenatear siendo adolescente y también muy temprano entró a la radio como músico y cantante en la radioemisora Ondas del Lago, donde habría de difundir sus más hermosas expresiones.
Más tarde se juntó a César Villalobos en el Dueto Maracaibo actuando en la Radiodifusora Maracaibo, con tanto éxito que salieron a la capital, contratados para Radiodifusora Venezuela y la Broadcasting Caracas, en los años treinta, hasta su regreso para dedicarse a la radio en su tierra natal.
Siempre me preguntan porque lo nombro con frecuencia, pues gracias a él aprendí hermosas lecciones de sentir regional expresadas a través de la radio y comento a mis alumnos de la universidad como se convirtió en el reloj de Maracaibo que a las doce del mediodía marcaba la hora del almuerzo.
Apurate, poné los plátanos que ya viene Armando Molero, decían las matronas y otros exagerados decían que sus canciones les abría el apetito al aproximarse el espacio en vivo de media hora con sus seis canciones de la regionalidad acompañadas con su guitarra. A Molero se le conoce como cantante, guitarrista y compositor popular pero yo le agrego poeta por la belleza y calidez de su verso marabino, armado con talento y gracia en sus variadas composiciones donde también había sus inteligentes toques de humor y bien vale la pena entrar a los archivos musicales de Internet para disfrutar algunas de sus más sentidas y alegres piezas, otras de fina agudeza como Una flor, La tarde, La suegra, Con el sombrero en la mano, El hijo ausente, El estudiante, El beodo.
Otras muy conocidas como Destello de amor fue popularizada por el tenor Jesús Sevillano quien también grabó la fina pieza Tu boca grabada más reciente por el tenor barquisimetano Aquiles Machado con la guitarra de Aquiles Báez
La inmortal cantante marabina Lila Morillo llevó por el mundo su tema El cocotero, de singular valor a este fruto representativo de la gastronomía zuliana.
Para el gaitero Abdénago “neguito” Borjas, “Armando Molero fue la referencia musical más importante del Zulia en su momento. Cuando cantaba todo el mundo lo escuchaba y la gente se sabía sus canciones”.
Se le identifica como el más grande cantautor popular de Maracaibo, la capital zuliana a la que compuso hermosos y sentidos temas de amor por el terruño, con un estilo único para la difusión de géneros autóctonos, reseñado en el Diccionario General del Zulia por Luis Guillermo Hernández y Jesús Ángel Parra.
Su llama luminosa para cantarle a Maracaibo, a su lago, a la cotidianidad, a su gente, se apagó el 5 de febrero de 1971, cuando acababa de cumplir 72 años, dejando un valioso legajo de amor por la zulianidad, de la cual fue un enamorado a la que le cantaba con su guitarra serenatera que cargaba siempre consigo como parte de sus extremidades y así se sentaba en el estudio de radio, con ella entre sus brazos para cantarle a los marabinos sus temas más sentidos a la hora del almuerzo.