Agradecidos con el Maestro Felipe Izcaray por contarnos esta historia y a nuestro valioso colaborador Avelino Rubilar por publicar la imagen
El Maestro Abreu tuvo en 1980 una aparatosa caída en el teatro Teresa Carreño saliendo de un ensayo. Todo estaba a medio construir, excepto la Sala José Félix Ribas. A pesar de la triple fractura, José Antonio estaba de nuevo en el podio a los pocos días. Durante el primer concierto estábamos aterrorizados, porque la silla de ruedas del Maestro se movía hacia atrás y estuvo a punto de caerse en medio de una frase de Francesca da Rimini de Tchaikovsky, hasta que salió Luis Velásquez y le acomodó en medio de la obra. Para el siguiente concierto se le agregó una barandita de madera para que no ocurriera un desastre.