Helga Schmidt incide en la vinculación de la ópera a toda la sociedad en el día de puertas abiertas
Subían y bajaban por las larguísimas escaleras que abrazan la sala central. Se asomaban por los diversos miradores para observar la perspectiva del resto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Se tomaban un refrigerio en el restaurante de dimensiones catedralicias, que funciona sólo como cafetería. Entraban y salían de las cuatro salas, con especial atención a la principal, la más espectacular. Miraban y señalaban el cascarón metálico despellejado de la fachada, que será vuelto a recubrir de trencadís. Y llenaban el auditorio en los dos conciertos gratuitos ofrecidos.
La jornada de puertas abiertas del Palau de les Arts atrajo este domingo a numeroso público melómano, familiar y curioso. Unas 5.000 personas desfilaron por las instalaciones, según la estimación de los responsables de la ópera valenciana, contando las 3.000 personas del aforo del auditorio. Escucharon obras de Mozart, Beethoven y Rossini, interpretadas por la Orquestra de la Comunitat Valenciana, dirigida por dos de sus solistas, Joan Enric Lluna (clarinete) y Ricardo Casero (trombón), en sendas actuaciones.
Pepa e Iginio viven en Quart de Poblet y nunca habían visitado el edificio diseñado por Santiago Calatrava. “La verdad es que es muy bonito, pero muy caro. Está muy bien. Es muy grande. Tal vez demasiado, ¿no? Con un pellizquito que me hubieran dado a mí de lo que ha costado, me iba arreglado”, comenta el hombre, jubilado. El no pagaría una entrada; su mujer, aficionada a la música, sí. “Yo sí, me gustaría aunque fuera una vez y para ver una ópera de las conocidas y que no me lo contaran”, dice Pepa, que no descarta hacerlo.
La intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, asegura que hay un buen número de descuentos que pueden alcanzar el 65% [En la temporada pasada, los precios para un estreno oscilaban entre los 175 y los 20 euros]. Además, esta temporada, que arrancará el 9 de octubre con el Manon Descaut, de Puccini, suspendido a causa del desprendimiento del trencadís, el coste de la entrada del estreno será igual que el resto de las funciones. Contenta por la buena acogida a los conciertos programados, junto a las clases abiertas del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, Schmidt afirmaba que “el Palau de les Arts no es para las élites, sino para todo el mundo”. Y destacaba el buen funcionamiento de las jornadas de puertas abiertas organizadas desde 2008 y de Les NIts a les Arts con el objeto de popularizar el teatro.
Esperanza y Carlos son aficionados a la música e interesados por la cultura. Suelen acudir tanto a la ópera como al vecino Palau de la Música. No consideran caras las entradas (“como ir al fútbol”), tratándose de ópera, y destacan que este año les ha resultado más fácil conseguirlas. También una pareja amiga ha podido mejorar las butacas de su abono, cuando antes no era posible. Señal de que la crisis y la mengua de la programación tanto de grandes nombres como de títulos sigue haciendo mella. El Gobierno tampoco ha dado una alegría al Palau manteniendo sus 423.000 euros de aportación, sin subir ni un euro para equiparar su consignación a las que reciben las óperas de Sevilla o Bilbao, por no hablar de Madrid y Barcelona.
“Hemos visto espectáculos de calidad. El Turandot fue impresionante. Pero no se puede hacer todo a lo grande. ¿Qué sentido tiene ese auditorio [para música sinfónica] cuando ahí al lado tenemos el Palau de la Música?”, se pregunta Carlos. “El edifico está infrautilizado, como el resto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. ¿Por qué no se hizo más pequeño, más ajustado a Valencia, sin tanto gasto?”, añade Esperanza
Empujando un carro con un niño, Andrea y Jorge pasean por el jardín del nivel 11. Es la primera vez que visitan la ópera, cuyo coste se elevó a 478 millones de euros. “La verdad es que nos gusta el edificio. Es impresionante. Vale la pena venir. Y es una atracción para el turismo, al igual que la Ciudad de las Artes. Pero como dicen las cadenas de televisión, ha costado mucho. A ver si se justifica todo ese dinero”, concluye Jorge.