José Carreras ofrecerá un concierto benéfico este sábado en el Teatro Campoamor que incluye obras de Tosti, Debussy o Rossini
Vía: www.elcomercio.es/ Por ALBERTO PIQUERO
Voz extraordinaria entre los tenores operísticos, José Carreras (Barcelona, 1946), también ha sabido pasearla por el mundo de la música popular. La leucemia que se le diagnosticó en 1987, felizmente superada, además, le ha volcado en la solidaridad que patrocina la Fundación Josep Carreras para la lucha contra la leucemia. El próximo sábado une el arte al concierto benéfico que ofrecerá en el Teatro Campoamor (20 horas), conmemorando los 50 años de Cofas (Cooperativa Farmacéutica Asturiana).
-Si me permite comenzar la entrevista con un cierto humor, ¿hay seres humanos que llegan a la vida cantando? Se lo pregunto porque, según parece, a los cinco años ya amenizó la travesía marítima de los pasajeros de un barco con destino a Buenos Aires…
-Sí, parece que mi instinto musical empezó muy pronto.
– ¿Recuerda su primera intervención en la radio, a los ocho años, y su comparecencia inaugural en el Liceo? ¿Quedan vestigios de aquel niño en el adulto?
-Sí, claro. En la radio fue con ‘La donna è mobile’ y en el Liceo, a los once, con ‘El retablo del maese Pedro’, de Falla. Dicen que en el fondo siempre continuamos siendo niños.
-Después, llegarían los estudios. En principio, Química, y a continuación el Conservatorio Superior de Música del Liceo. ¿Fue fácil convertir el impulso infantil musical en disciplina?
-Creo que sí. Quizás estaba muy seguro y convencido de lo que me interesaba y me hacía feliz.
– El debut profesional llegó con ‘Nabucco’ y ‘Norma’. Y ahí reparó en su talento Montserrat Caballé. ¿Nos puede hablar del significado que tuvo en su vida?
-Montserrat fue sin duda determinante en los inicios de mi carrera. Posteriormente, también.
-A los 28 años, ya había puesto su voz en 24 óperas distintas. ¿Cómo logró asumir tanta variedad de roles?
-Desde siempre escuchaba música y especialmente ópera. Esto me sirvió de mucho cuando llegaron los momentos decisivos.
– Imagino que será imposible elegir entre las más de sesenta óperas que han brillado en su trayectoria; pero, por tentar la suerte, ¿cuándo las evoca hay algún concierto en particular que sea el primero que le viene a la memoria?
-Sin duda los debuts importantes: El Gran Teatre del Liceu, la Scala de Milán, la Ópera de Viena, el Metropolitan de Nueva York, el Covent Garden de Londres y mi primer encuentro con el Maestro Herbert von Karajan. Y más adelante un concierto en Julio de 1988 en Barcelona tras un año muy difícil apartado de los escenarios.
– ¿Era tan fiero Karajan como propagan algunas leyendas?
-No, al contrario. Sin duda mi relación artística y profesional con el Maestro Herbert von Karajan fue el punto álgido de mi trayectoria artística.
-¿El desembarco en la música contemporánea fue con la versión de Leonard Bernstein de ‘West Side Story’? ¿Qué le llevó a esas orillas?
-West Side Story es una obra extraordinaria convertida en clásica y también con el aliciente de vivir la experiencia de trabajar con el Maestro Leonard Bernstein.
-Con la perspectiva que da el tiempo, ¿cuál cree que ha sido la repercusión de Los Tres Tenores -Plácido Domingo, Luciano Pavarotti y usted mismo- en la atención popular a la música clásica?
-Probablemente el hecho más significativo de nuestros conciertos de los Tres Tenores fue que tuvimos la oportunidad de acercar este tipo de música a un público poco familiarizado con la ópera y la música clásica. Aunque lo digo sin querer considerarnos pioneros de algo.
-1987 fue el año en el que se le diagnosticó la leucemia linfoblástica que, afortunadamente, ha superado. ¿Una experiencia que alumbró un renacimiento, un nuevo modo de sopesar la vida?
-Antes de enfermar, cantar era mi objetivo principal. Sin embargo, una enfermedad tan severa cambia la manera de pensar de una persona. En mi caso, aprendí a ser consciente de mi fuerza interior, a valorar más las pequeñas alegrías del día a día, a ser más paciente… En general, cambió mi manera de ver la vida. Al salir del hospital, tenía muchísimas ganas de volver a cantar, evidentemente, pero también tenía ganas de pasar más tiempo con mis seres queridos y de iniciar el proyecto que, a día de hoy es mi gran ilusión, la Fundación Josep Carreras contra la leucemia.
-¿Qué consejos cabe dirigir a quienes atraviesan circunstancias similares? ¿Cuál es la actitud recomendable para enfrentarse a una enfermedad grave?
-Ante un diagnóstico y durante el tratamiento, creo que lo más importante es intentar tener una actitud positiva hacia la enfermedad y un entorno que favorezca esta actitud. Durante todo el tratamiento pensé que si había una oportunidad entre un millón debía luchar por ella y jamás me di por vencido. Estoy convencido que esta mentalidad, junto a un excelente equipo médico, la entrega e incansable apoyo de mi familia y mis amigos fueron las claves de mi recuperación.
– ¿La Fundación Josep Carreras para la lucha contra la leucemia recibe todo el apoyo que merece la causa?
-Tenemos la suerte de disponer en el país de una comunidad médica y científica de primerísimo nivel pero es cierto que en algunas ocasiones no se está apostando con determinación para apoyar y potenciar este ámbito que, si me permiten, me parece la esperanza en el futuro de muchísimas enfermedades. Además, existen muchas dolencias, incluso entre las enfermedades hematológicas, que son minoritarias y, por tanto, tienen menos visibilidad y menos recursos. En nuestro caso concreto, aunque necesitamos del apoyo ciudadano y del mundo empresarial ya que nuestra Fundación se ha comprometido a aportar más de 17 millones de euros para la construcción y equipamientos de sus Campus Científicos (el Campus Clínico, el Campus ICO / HGTiP y el Campus San Pablo), estamos muy agradecidos y satisfechos de la confianza y colaboración tanto de la Generalitat de Catalunya como del Instituto Carlos III del Ministerio de Sanidad y del Ayuntamiento de Badalona, quien nos ha cedido los terrenos para edificar nuestro centro.El Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, creado en 2010, ya cuenta con 10 líneas de investigación biomédica centradas en las principales enfermedades hematológicas malignas (leucemia, linfomas, mieloma múltiple…), sus tratamientos y las complicaciones asociadas a estas terapias.
-Carlos López-Otín, a quien tanto admiramos, ha sido colaborador de la Fundación. ¿Nos puede detallar la relación que mantienen?
-El doctor López-Otín es un gran investigador, de los mejores del mundo en el campo de la leucemia linfática crónica. En particular ha colaborado con nuestro equipo de investigación del Campus Clínic-UB del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras liderado por el doctor Pablo Menéndez.
-Finalmente, ¿la música -arte aparte- es la mejor de las terapias?
-Durante todo este proceso, escuchar música siempre fue de gran ayuda para mí. Curiosamente, durante mi enfermedad, mi pieza preferida no era ningún aria de ópera sino en particular un concierto de piano y orquesta: el concierto número 2 en do menor de Rachmaninov.
-¿Cómo puede una persona interesada colaborar con la Fundación Carreras?
-Cualquier persona puede participar haciéndose socio de la Fundación Josep Carreras con un donativo periódico de la cantidad que cada cual elija. Además, las personas de entre 18 y 55 años que están sanas pueden inscribirse como donantes de médula ósea. Para más información, la Fundación cuenta con un número de teléfono 93 414 55 66 y una web: www.fcarreras.org.