El Universal | Estampas | Por EFRAÍN CASTILLO
Como músico académico, ¿su amor por el rock queda solo para el iPod?
“¡Ese amor quedó hace tiempo en Woodstock!”.
¿A qué le suena el país viviendo tan lejos y tan cerca?
“A un remoto sin control…”.
¿Y cómo afina los oídos para no perderle el ritmo?
“Con mucha objetividad”.
¿Qué lee cuando ve la partitura de Venezuela?
“La necesidad de un solo director”.
¿Y qué dice a quienes se van con su música a otra parte?
“Que las ‘otras partes’ pueden ser mucho más caras, frías y amargas”.
Con su batuta ha recorrido el mundo ¿qué regalaría a los venezolanos de lo conocido?
“La certeza de que Venezuela es el mejor país del mundo”.
¿Y cuál sería la mejor ofrenda nacional en el extranjero?
“Dar el ejemplo que Caracas aún no dio”.
¿Qué necesita el país: el estudio del músico académico o el “guateque” del que toca de oído?
“El país necesita que la música sea una sola”.
Para los tiempos que corren: ¿Una marcha triunfal, un vals vienés, un réquiem o un joropo zapateado?
“Un joropo sin calzador”.
¿Qué pediría a los clásicos para una sinfonía dedicada a venezuela?
“A Beethoven algo que cure la sordera, a Bach algo contra la ceguera y a Tchaikovsky las notas que liberen de la cólera que consume a unos cuantos”.
Si tuviera que dirigir una pieza para el país, ¿cuál sería?
“La Novena Sinfonía de Beethoven. Por aquello de “el nuevo sol en que los hombres volverán a ser hermanos”.
De las que ya ha compuesto, ¿cuál pondría a sonar en las plazas para inspirar a todos?
“Memorias de un bravo pueblo y las campanas del silencio”.
¿Cómo callar las trompetas del conflicto cuando suenan forte sobre otros instrumentos?
“Ignorándolas. Todo extremo conduce a la extinción”.
Y si dependiera de la música, ¿qué propondría por la paz?
“El único modo de tocar juntos es escucharnos, respetando los silencios”.
¿Qué dice a los músicos para que no sean sordos ante el país que habitan?
“Que aprendan a ver escuchando y a escuchar viendo”.
¿Qué consejo de músico le da a quienes llevan la batuta del país?
“Recordarles lo que dijo Gustav Mahler: ‘No hay orquesta mala, solo buenos y malos directores'”.
¿Cómo afinar la orquesta llamada Venezuela?
“Con un solo ‘La’: el de LA Constitución, que, por cierto, tanto se invoca en falso”.
A punto de cumplir 60 años: ¿a qué ritmo lleva su vida?
“¡’Sempre libero’!”.
¿Y con qué canción resumiría su existencia?
“With a Little Help from My Friends”.
¿Cuáles son las notas que retumban en sus oídos?
“Las de la libertad”.
Si la vida es un pentagrama ¿qué sinfonía quisiera se escribiera sobre la suya?
“La sinfonía de la paz”.
¿Qué es la música para usted?
“Un estado espiritual y mágico que nos puede transformar la vida”.