Vía: abcblogs.abc.es | Por Begoña Castiella
La maestra de la Callas era Elvira de Hidalgo, una magnífica soprano ligera (de coloratura) española,nacida en Teruel, que tras triunfar en el mundo de la ópera desde los 16 años fue profesora en el Conservatorio de Atenas durante muchos años. Hasta ahora sólo sabía que había sido “la profesora de María Callas”. Pero fue eso y mucho mas: el público ateniense escuchó ayer noche con atención como dos especialistas, uno griego y otro español, hablaron de ella ayer, en el Homenaje a Elvira de Hidalgo, la maestra española de Maria Callas”.
El acto tuvo lugar en el Palacio de la Música de Atenas (Mégaron Musikís) y fue organizado por la Embajada de España en Atenas. Fue el propio Embajador de España en Grecia Alfonso Lucini quién coordinó todos los detalles en un acto entrañable al que asistieron desde la Princesa Irene de Grecia, hermana de la Reina Sofía, hasta los muchos melómanos atenienses pasando por el escritor de novelas policíacas Pétros Márkaris.
En la primera parte del acto intervino primero Ricardo de Cala, Profesor de la Universidad Complutense de Madrid y crítico de Radio Nacional de España. Fue el que describió la vida de Elvira de Hidalgo,nacida Elvira Juana Rodríguez Roglán en el pueblo de Valderrobres, en Teruel, el 8 de Diciembre de 1891.Desde pequeña era aficionada al canto e ingresó muy joven en el conservatorio del Liceo de Barcelona, donde estudió canto con la soprano Conchita Bordalba y consiguió una beca para continuar sus estudios en Milán con Melchor Vidal, maestro también de otras dos coloraturas importantes de la época: María Barrientos y Graciela Pareto. A los 16 años, en abril de 1908, debutó como Rosina en el Barbero de Sevilla, nada menos que en el Teatro de San Carlo de Nápoles. Comenzó una carrera de éxito que la llevó a los mejores teatros de opera del mundo, empezando por Paris, Monte Carlo, Praga, Cairo. En 1910 triunfó en el Metropolitan de Nueva York como Gilda en Rigoletto con Enrico Caruso y como Amina en La Sonámbula con Alessandro Bonci. Y siguió una carrera donde triunfó como soprano ligera (en La Scala de Milán en 1916, en el Teatro Colón en Rigoletto en 1922, en Covent Garden en 1924 y en muchas actuaciones mas )con “su voz cálida y dulce, un vibratto muy superior al de su categoría y una técnica respiratioria superlativa” según describió de Cala.
El cantante lírico y maestro griego Ari Jristofeli, describió después su carrera en Grecia, donde actuó y sobre todo donde comenzó a dar clases de fonética en el Conservatorio de Atenas a partir de 1933. Ahí fué donde enseñó una técnica exquisita, el amor a la perfección escénica y al conocimiento detallado de cada obra estudiada. Se ocupaba de la escenografía de todas sus actuaciones y era muy exigente y generosa a la vez. Sus alumnos la llamaban respetuosamente “Madame” y se inclinaban ante su profesionalidad y su entrega. Elvira trabajó también para la Opera de Atenas (Lirikí Skiní) y en total actuó y trabajó en Atenas dieciocho años. Aunque su retirada definitiva tuvo lugar en 1936,su última actuación en directo en Grecia tuvo lugar en El Pireo en 1938, cantando un aria. Tras dejar Atenas, trabajó en el Conservatorio de Ankara unos años, desde 1949 hasta 1954 y regresó posteriormente a Milán en 1959. Fué nombrada Catedrática vitalicia del Conservatorio de La Scala y falleció en Milán en 1980. Estuvo casada con el italiano Guido Zarabelli y al enviudar, con Armando Bette (director del Teatro Nacional de Ostende).
Descubre a Maria Callas
Fue Elvira de Hidalgo quién insistió, al ser miembro del Consejo del Conservatorio, en que fuera admitida María Callas. En ese momento , 1939, era una chica grande, gorda y patosa de 14 años, conocida como Maríana Kalogeropulu. Fue Hidalgo quién insistió en su admisión, diciendo que era como un “río embravecido” y que se convertiría en una estrella. Y enseñó todo lo que sabía y mas a María, a la que describió años mas tarde como una estudiante modelo, la mas interesada, la mas disciplinada, la primera en llegar y la ultima en marcharse.
Elvira de Hidalgo cuidó, protegió y aconsejó a María Callas hasta su muerte. Fue su ángel guardián, la persona que mas la escuchó y menos criticó y posiblemente lo mas cercano a una madre atenta y generosa que tuvo en su vida.Y lo hizo siempre sin pedir nada a cambio. María Callas falleció dos años antes que Elvira de Hidalgo, pero la foto de su maestra estuvo siempre colocada sobre su piano.
En esta foto se las puede ver juntas, maestra y alumna, en un ensayo en el Teatro Herodes Atico de Atenas en 1957.
Fué ese mismo año cuando la propia Maria Callas escribió que había tenido “un papel esencial” en su formación artística, afirmando que “es a esta iluste artista española, a la que el público y los asistentes de La Scala recordarán como una Rosina inolvidable y superlativa, y como una interprete espléndida de otros papeles importantes… es a esta artista , repito, a la que con un corazón emocionado, dedicado y agradecido debo toda mi preparación y mi formación artística como actriz y músico. Esta mujer destaca que además de darme su valiosa enseñanza, me dio también su corazón”.
Jristofeli acompañó su intervención con distintos fragmentos de grabaciones de arias interpretadas por Elvira de Hidalgo y Maria Callas, llegando un momento en el que el público no sabía quien era quién.Y no dejó de destacar que la presencia de la turolense en Grecia fue un auténtico regalo, ya que formó a una generación de cantantes líricos a los que dio ejemplo y enseñó una técnica magnífica junto con el amor y la dedicación a su profesión .
En la segunda parte del homenaje de ayer, la soprano zaragozana Ruth Iniesta interpretó con brio arias de opera en las que había destacado Elvira de Hidalgo, incluyendo Manon, Don Pascuale, El Barbero de Sevilla, La Sonámbula, melodías de Debussy y música lírica española de Granados y otros autores, terminando con Clavelitos del maestro Valverde .
La soprano fue acompañada al piano por el griego Mijalis Papapetru y su interpretación conjunta fue todo un éxito.