Lo dijo: “He tocado mil veces el Concierto N° 1 para Piano y Orquesta, de (Piotr Ilyich) Tchaikovsky”. Sus manos conocen de memoria cada nota. Pero el jueves 25, en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, Lang Lang interpretó una pieza distinta. Sí, distinta. Es que no solamente estaba acompañado de la “mejor orquesta joven del mundo”, la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela; y de Gustavo Dudamel, “el mejor director del momento”, según sus palabras, sino que estaba frente a 2.500 venezolanos que lo ovacionaron sin miramientos. Estos ingredientes hicieron que el primer concierto del pianista, de origen chino, en Venezuela fuera aplaudido de pie.
Apenas salió a escena, luego de que la orquesta y el director conquistaran a la audiencia La Consagración de la Primavera de Ígor Stravinsky, Lang Lang generó euforia. Antes de comenzar su participación, el maestro Dudamel dedicó el concierto a las recientes víctimas del terremoto de China. Hubo silencio. Luego se sentó frente al piano. En ese instante, el público venezolano sabía de sobra que lo que iban a presenciar lo sorprendería. Y así fue. La obra que escribió Tchaikovsky en 1975, considerada como la máxima expresión del concierto romántico, fue ejecutada por la estrella mundial de piano con tal pasión y entrega que conmovió.
Acababa el primer movimiento, Allegro non troppo e molto maestoso, los asistentes aplaudieron. Un “bravo” se escuchó. Lang Lang seguía concentrado. Posó sus manos nuevamente sobre las teclas. Éstas danzaban. Volaban. Tan solo se posaban en el piano. Con delicadeza, pero con fuerza. Con elegancia, pero con dramatismo. Así movía sus dedos, y hasta su cuerpo que en instantes parecía poseído por la magia que envolvía a toda la sala Ríos Reyna.
El público miraba en silencio. Atento a cada movimiento. Tan solo esperaba que el pianista, quien con tan solo 10 años de carrera suma en su haber 28 discos grabados, terminara su ejecución para arroparlo en aplausos. Los hizo vibrar. Acaban de ser testigos presenciales de la actuación del pianista más importante del siglo XXI.
Una interpretación que incluso sorprendió al mismo Lang Lang. Al terminar no daba crédito a lo que veía: la sala en pleno estaba de pie. Gritaba: “¡Bravo, bravo!” Tan impresionado estaba que no quería robarse todos los aplausos, buscaba al maestro Gustavo Dudamel para compartir las muestras de respeto y agradecimiento del público venezolano. La complicidad entre el solista, el director y la orquesta conjugaron una noche inolvidable.
“El Sistema es el único que ha creado una audiencia especial, dinámica y jovial que ama la música. Es una audiencia única en el mundo. Haber realizado este concierto con los jóvenes de la Bolívar es para mí significativo. Vuelvo y repito: solo hubiese podido tocar como a mí me gusta con una orquesta como la Sinfónica Simón Bolívar”, aseguró el pianista al terminar el concierto que contó con el apoyo de la Fundación Telefónica.
Querían más… y Lang Lang los complació. Tres bises de Frédéric Chopin: Grand Valse Brillante, el Estudio Op. 25, Nº 12 en do menor, y Nocturno Op. 55 N°2 en Mi Bemol Mayor, sirvieron para dejar por sentado el virtuosismo del pianista. Mientras esto sucedía, el maestro Dudamel, sentado junto a sus músicos, lo miraba con admiración.
“Este Sistema es único. Es el único modelo de enseñanza que se basa en tener orquestas de niños desde los dos años por doquier. ¡Algo maravilloso! Hoy quedé impresionado al compartir con los niños del Núcleo La Rinconada. Esto es solo el comienzo. El Sistema es la vía para hacer música. Este es el camino, no otro”, afirmó sobre su experiencia con niños de menos de dos años hasta 16 años que le mostraron la mística y la magia de hacer música en Venezuela.
La presentación de Lang Lang en Venezuela forma parte de uno de los logros que ha alcanzado durante 38 años El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, perteneciente a la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular para el Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, en el que “los niños y jóvenes venezolanos triunfan con la música”.