Vía: www.nacion.com | Por Melvin Molina
El venezolano Carlos Guevara nació con artrogriposis múltiple. Él no dejó que ese síndrome le impidiera cumplir con su sueño de ser baterista
“¡Nací con esto y qué! A estudiar y trabajar”, esa frase resume la filosofía con la que Carlos Guevara, baterista venezolano de 27 años, asume una vida con artrogriposis múltiple congénita .
Este síndrome hace que sus extremidades estén permanentemente contraídas; por eso, a Petra Guevara, madre del artista, los doctores le dijeron que su retoño no iba a servir para nada.
La historia del joven a quien llaman Pasión fue muy distinta. No solo no se quedó con el sueño de tocar la batería, sino que se convirtió en un percusionista profesional. Esto le permitió integrar la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel .
También tocó con la Simón Bolívar Big Band, tiene su banda de rock –Hékura– y es artista de Vic Firth (bolillos) y Yamaha (baterías).
“No es normal que alguien que nazca con algo como lo que yo tengo toque la batería. Solo trato de hacer el mejor trabajo posible; estudiar cosas difíciles”, dijo Guevara.
Invitado. Por su trabajo y ejemplo, a Pasión lo invitaron para ser uno de los artistas internacionales en el Drum Fest 2014 . Él dará un concierto y contará parte de su experiencia el domingo por la tarde, en el anfiteatro del Centro Nacional de la Cultura (Cenac).
“No soy muy hablador; yo trato más de tocar y que la música diga lo que tengo que decir. Sin embargo, imagino que a la gente la inspira no solo el problema con el que nací, sino también el talento”, agregó.
Pese a la modestia, son muchas las personas que admiran al joven por esa tenacidad en alcanzar sus metas. Dijo que si a alguien le debe su espíritu luchador es a su madre.
Recordó que ella le enseñó que era un niño normal; nunca lo trató diferente a otros menores o a sus hermanos. Por eso, si tenían que darle “chancleta” (castigarlo), le daban.
Ese trato lo hizo ver que no tenía que cuestionarse si podía lograr sus objetivos.
Desde niño, disfrutaba la música de Maná, Bon Jovi y otros grupos populares en la década de los años 90. Cuando vio el concierto de Guns N’ Roses en el Tokio Dome, en un video, decidió que sería baterista: tenía siete años.
Pasó el tiempo y varias operaciones, pero el sueño no desapareció. A los 13 años, convenció a su madre para que lo inscribiera en clases de música en el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela.
Aprendió percusión clásica; conoce de percusión afrovenezolana, pero su amor por el rock se mantiene intacto, como el primer día.
Como profesional tuvo oportunidad de viajar con ensambles sinfónicos y de jazz por China, Japón, Corea y Estados Unidos.
A pesar de sus múltiples viajes, esta es la primera visita a Costa Rica como solista; por eso, además de no dormir durante tres días cuando le dieron la noticia, siente que es un embajador del sistema de orquestas y de la cultura venezolana.
Guevara cree que su mayor logro es cumplir su sueño; eso lo mantiene trabajando como músico de sesión con diversos grupos. No obstante, en las últimas semanas el trabajo ha disminuido a causa de las manifestaciones en su natal Venezuela.