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Este lunes actúa en el Kursaal la pianista más célebre de una generación que está cambiando la escena clásica a base de talento y desparpajo
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Vía: www.diariovasco.com | Por CÉSAR COCASAN SEBASTIÁN
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Los críticos han dejado de escribir sobre su indumentaria en los conciertos. Lo hicieron durante un tiempo -los colores vivos, esas minifaldas, aquellos escotes…- aunque luego enseguida añadían que su técnica es impecable y que la actuación la habría calificado de espléndida también un espectador ciego.
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Pero hace un tiempo que en las reseñas ya no hay referencias a nada que no sea la música. Y todos coinciden en que Yuja Wang (Pekín, 1987) tiene una técnica colosal. Esa es la razón de que sea la figura principal de una generación de músicos jóvenes -sobre todo mujeres y en especial pianistas y violinistas- que está revolucionando el mundo de la clásica.
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Al principio sorprendió por su indumentaria; hoy ya solo se habla de su técnica colosal
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Yuja Wang ha pagado un cierto peaje entre los sectores más conservadores por ser como es y mostrarse así mismo sobre el escenario. Ya le sucedió -en cuanto a la ropa- a Anne-Sophie Mutter hace tres décadas. Cuando ven a una mujer joven, guapa y vestida de una manera que rompe la norma, la reacción inicial es torcer el gesto y pensar que de esa manera trata de desviar la atención sobre su interpretación. Sin embargo, tanto Mutter como ella -y tantas otras, en especial en la generación de la pianista china- tardan apenas unos compases en demostrar que sobre todo son grandes artistas.
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Nació en Pekín el 19 de febrero de 1987Comenzó sus estudios en el conservatorio de su ciudad para trasladarse después a Calgary y concluirlos en el Instituto Curtis de Filadelfia.
Trayectoria Debutó en Zúrich a los 16 años y tres más tarde tocó con la Filarmónica de Nueva York. Su carrera es imparable: ha pasado por los mejores escenarios junto a los grandes directores. Su repertorio es amplio aunque abundan los compositores rusos. Graba para el sello Deutsche Grammophon. Mañana tocará en en el auditorio Kursaal (a las 20.00) obras de Beethoven y Chopin junto a la Orquesta de Cámara de Europa. El martes lo hará en Bilbao y el miércoles en Pamplona.
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Su trayectoria lo demuestra: nacida en el seno de una familia de músicos, empieza estudiar piano a los seis años, a los once ya es la más joven alumna en la Mount Royal University de Calgary y a los quince deja boquiabierto a Gary Graffman cuando realiza la prueba de ingreso en el Instituto Curtis de Filadelfia. Un año más tarde debuta en Europa y a los 19 hace lo propio con la Filarmónica de Nueva York. Cuando a los 20 sustituye a Martha Argerich -con quien muchos la comparan por su precoz y apabullante dominio técnico- en Boston tocando el primer concierto de Chaikovski, ya nadie duda de que ha nacido una estrella.
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Fan de la música española
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A partir de ahí, Yuja Wang recorre el mundo con un repertorio amplio pero en el que tienen mucho peso los compositores rusos -el citado Chaikovkski, Rachmaninov, Prokofiev, Scriabin, Balakirev…-, que encajan a la perfección con su forma volcánica de interpretar. No obstante, en los últimos tiempos también se ha adentrado en la complejidad de Brahms, la sutileza del impresionismo francés, la engañosa facilidad de Mozart y el heroísmo de Beethoven.
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Sea con uno u otro repertorio, nadie como ella para atraer a las salas a un público joven que nunca antes se había visto tentado de hacerlo, sin que por ello los aficionados más veteranos renuncien a sus asientos. Más bien lo contrario: cuando hace tres años dio su segundo concierto en la Filarmónica de Bilbao, hubo una insólita demanda de invitaciones para no perderse su actuación. Por ello, muchos especialistas creen que hoy es la diva mayor de la música clásica, por encima de las estrellas de la ópera, que tradicionalmente han gozado de esa posición.
Amante de las nuevas tecnologías, aficionada al rock cuando se levanta de su banqueta ante el piano, admiradora de la música española, a la que en una entrevista concedida hace un tiempo calificaba de «muy sexi», Yuja Wang tiene la virtud además de poder sumar al mercado de la música clásica a millones de nuevos aficionados procedentes de Asia, uno de los caladeros -el otro hoy por hoy es Latinoamérica- donde crece y mucho el público, frente al estancamiento de Europa. Sin duda, su promoción al cielo de la clásica se ha beneficiado de esa circunstancia aunque no sea la más relevante. Los que aún siguen restándole méritos suelen atribuir su fama a la necesidad del sector discográfico de buscar nuevos mercados y la conveniencia de hacerlo con uno de los ‘suyos’. Y ahí la vinculación con Lang Lang es inevitable. Incluso se ha dicho que es la versión femenina de este.
La comparación no le gusta a Yuja Wang. Tampoco a los críticos más exigentes, que apuntan que ella es mejor. Una polémica menor. La pianista china aún no ha cumplido los 31 años y es una gran estrella. Lo comprobarán, por si aún no se han dado cuenta, quienes acudan a su concierto de mañana lunes en el Kursaal. Será como una aparición.
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