Prensa OSL | Por: Oswaldo Rodríguez
La Orquesta Sinfónica de Lara, bajo la batuta de su director titular, Maestro Tarcisio Barreto Ceballos, ofrecerá este JUEVES 22 de enero el primer concierto de la Temporada 2015 en el Auditorio “Ambrosio Oropeza” de la UCLA a las 7.30 p.m. y con entrada totalmente libre.
Nuestra principal agrupación sinfónica vuelve al escenario luego del asueto navideño para brindar a toda la colectividad barquisimetana lo mejor de su trabajo artístico el cual alcanza los treinta y nueve (39) años de constante, permanente y tenaz labor dedicada principalmente a la difusión no sólo de la literatura sinfónica universal sino a resaltar el valor del sinfonismo propio de nuestras latitudes en compositores tanto venezolanos como latinoamericanos.
Al retornar al paraninfo universitario e iniciar una temporada más de conciertos, tendremos la oportunidad de disfrutar de la ejecución de la Séptima Sinfonía en Re menor del compositor checo Antonín Dvorak, considerado como el más grande compositor de su país y exponente de un sentir ampliamente nacionalista anclado en la tradición musical de una nación surgida bajo los dominios del imperio austro-húngaro. Dvoràk, conocido por su famosa sinfonía llamada “Nuevo Mundo”, posee una firma indeleble en su literatura reconocida por la fuerte influencia de las raíces musicales tradicionales de su país, sin embargo, en esta séptima sinfonía el compositor presenta una atmosfera melancólica y sombría contrastante con sus obras sinfónicas circundantes como la sexta y la octava. Esta condición obedece a dos posibles fuentes de inspiración que hoy por se discute sobre su veracidad. Una de ellas la muerte de su madre ocurrida dos años antes de la composición de la séptima, sin embargo esta es poco probable según los entendidos, quienes se vuelcan sobre la tesis de que Dvoràk enfrentó una suerte de crisis personal en el que se debatía entre el creciente éxito, su ascenso al mundo cosmopolita y sus convicciones de servicio a su nación, la cual, se debatía para el momento en fuertes problemas socio-políticos.
El uso de la tonalidad de Re menor y la orquestación al estilo beethoviano evidencian una concepción bien estructurada de toda la obra, la cual consta de un sobrio orgánico orquestal que reflejan cierta similitud no sólo con Beethoven, sino con Brahms e incluso el propio Mozart.