Vía: milenio.com | Rodrigo Ruy Arias
A Rosy, que siempre ha compartido su vida, y hoy sonríe como al principio.
Deutsche Grammophon, histórico sello discográfico, ofertó al mercado una colección de cincuenta obras que impactaron los universos musicales del siglo XX. La colección 20 contempla la grabación de materiales sonoros que van desde el año 1912: Pierrot lunaire de Alban Berg y la Sinfonía no. 9 de Gustav Mahler, pasando por las geniales El martillo sin dueño de Boulez (1955), y Atmósferas de Ligeti (1961), hasta una obra de 1985: Naranja estática de Torke.
La selección es sobria y completa. Los CDs muestran también la cronología de las composiciones que, desde 1900 hasta el 2000, transformaron la manera de escuchar música en el siglo pasado.
Naturalmente ahí están el Cuarteto para el fin de los tiempos (1941) de Oliver Messiaen, 4:33 (1952) de Jhon Cage y Tabula rasa (1977) de Arvo Part. Dentro de toda la lista, me interesé especialmente por una obra, compuesta en el 2000 por un compositor argentino, Osvaldo Noé Golijov (La Plata, Argentina, 1960): La Pasión según San Marcos.
Presentada en el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias, Colombia, como parte del Festival Música Cartagena 2012, La Pasión según San Marcos fue interpretada por la Orquesta Juvenil de Venezuela, y la Schola Cantorum de Venezuela bajo la dirección de María Guinand. Consulta el link (http://www.youtube.com/watch?v=5S-MedsX7DY). Existe una versión de la obra con los mismos intérpretes en Deutsche grammophon (2010).
Obra intensa. Ritmos afro-antillanos. Representaciones visuales. Sonidos de trompetas y percusiones en combinación con los coros y solistas. Variantes dialectales. Y en medio de la algarabía: El tres cubano, en contrapunto con el violín. La Pasión según San Marcos es una fiesta en donde no hay sosiego. No es ya la visión solemne del Bach protestante, ni el drama de las ánimas en el purgatorio de Penderecki. Golijov invita a desprenderse de prejuicios. Subyace un mensaje: La buena música no depende de las clasificaciones, simplemente es.
Ligo esta audición a la de Einstein on the Beach de Philip Glass, referida en mi columna del 20 de enero. Sonoridades distantes. Interpretaciones irrepetibles. La obra de Glass: experimento neo-surrealista, la de Golijov, invitación a la danza, al canto y la cultura mestiza. Ambas interpretaciones, una en Europa, la otra en América, darían lucimiento a cualquier escenario del mundo.
Los textos de la obra de Golijov los puedes encontrar en: http://www.osvaldogolijov.com/pasion_text.pdf
PD. Los compositores del siglo pasado fueron hijos de su propio tiempo: Guerras, crisis y bohemia. En París el desgarro romántico exhibió una Europa que se adueñó del imaginario musical. Erik Satie (Honfleur, Francia, 1866, París, 1925), es un compositor que transformó el canon musical. Escucha: 3 Gymnopedies de 1888 y 6 Gnossiennes (1889-91) para piano solo. Piezas maestras. Pinto aquí mi raya. Te espero en la próxima columna.