Prensa FundaMusical Bolívar
La noche del 21 de febrero el sueño de Alina Pogostkina se hizo realidad: tocar junto a los músicos de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. Por años, esta virtuosa del violín le hizo seguimiento a El Sistema a través de la prensa y la televisión, acariciando la idea de contagiarse con la energía de los venezolanos. Finalmente lo logró. En el primer concierto de la residencia de la OSSBV con Gustavo Dudamel en el Walt Disney Concert Hall ella fue protagonista.
Ataviada en un traje color plata, precedió al director venezolano al salir al escenario para interpretar el Concierto para violín en re mayor, Op 35 de Tchaikovsky. Durante sus tres movimientos, Allegro moderato, Canzonetta: Andante y Allegro vivacissimo, el diálogo entre los músicos y la solista fue único, al igual que la respuesta del público, que de pie aplaudió la interpretación de ambos, dirigidos por Gustavo Dudamel. En respuesta, la solista interpretó un bis: el Recitativo y scherzo de Kreisler.
“La energía de esta orquesta es muy especial. Nunca lo experimenté antes con orquesta alguna. Especialmente con Gustavo (Dudamel) la combinación fue muy especial. Conozco este concierto muy bien y los músicos fueron muy rápidos en su respuesta. Tuvimos un solo ensayo, que no es mucho, pero Gustavo es un genio y reacciona muy rápido con los músicos, así que lo hicimos muy bien”, comentó la solista, ganadora del Concurso Sibelius 2005, desde su camerino luego del concierto.
Durante la segunda parte del concierto, los venezolanos interpretaron la Sinfonía № 2 en do menor, Op 17, conocida como “Pequeña Rusia”, compuesta en 1872 en una de las vacaciones de verano de Tchaikovsky en casa de su hermana Aleksandra, en Ukrania. La obra, arraigada en la cultura rusa, “fue interpretada de manera profunda por los venezolanos”, a decir de la solista, quien se presenta frecuentemente con las mejores orquestas del mundo. Y es que la obra de Piotr Ilych Tchaikovsky es fundamental en la formación de los músicos de El Sistema. La misma Pogotskina, nacida en San Petersburgo, dio su opinión al respecto:
“Pequeña Rusia es una de las obras más rusas que conozco. Cuando la escucho me conecto con el alma rusa. Me conecto mucho con esto porque crecí en Alemania pero mis raíces están en Rusia, y cuando escucho esta obra me toca de manera profunda, porque hay en ella mucha emoción. Me impresiona que, a pesar de que Rusia y Venezuela están tan distantes, sonara tan bien. Pero es que la música conecta a las culturas, sobre todo cuando tenemos nuestros oídos y nuestro corazones abiertos.”