Vía Literanova | por Hugo Alvarez Pifano
1.- Proyección universal de un músico venezolano.
La importancia de Lionel Belasco como músico de proyección universal, radica en que fue el quien sacó el calipso del estrecho marco de las West Indies y desde los Estados Unidos de América lo difundió en todo el mundo. A este respecto, tiene dos composiciones que se dieron a conocer a nivel planetario, la primera fue “Panamá Paseo”, un calipso de ritmo vibrante y caribeño que pone a bailar hasta a un monje tibetano y que compuso para festejar la terminación de los trabajos de construcción del Canal de Panamá. Como se recordará en la construcción de esta obra monumental participaron, entre 1904 y 1914, miles de obreros procedentes de West Indies, este calipso fue un homenaje a ellos. Otra pieza que hizo verdadero furor fue “Tomando ron con Coca Cola”, con este calipso el público norteamericano celebró el final de la ley que prohibía la fabricación y distribución de bebidas alcohólicas en los Estados Unidos de América (The Volstead Act de 1919). Se decía que se constituyó en la música más tocada y bailada de su época, hasta el punto que alguien en el país del norte, trató de apropiarse indebidamente de ella. Belasco ocurrió ante los tribunales y obtuvo un fallo favorable. Su producción de este género musical caribeño es extensa y llega a cubrir más de un centenar de piezas.
2.- Compositor de calipsos y valses venezolanos
Fue esencialmente un compositor de calipsos, cuando esta música se conocía con el nombre de “cariso” o en general como “carnival music”, y de hermosos valses zulianos y en este campo, hay que decirlo enseguida, ha sido uno de los mejores que ha tenido el país. Sus valses, compuestos en Maracaibo, como Juliana, San José, Miraflores, Maysotis, Miranda y Luna de Maracaibo, todavía se tocan en nuestros días y muchos músicos, aún los venezolanos, se muestran sorprendidos al saber que su autor es considerado en algunos países del Caribe como un compositor de otras tierras. Pero, tan importantes como sus calipsos y su música zuliana, fueron sus otros valses venezolanos, especialmente aquellos que compuso y dio a conocer con este nombre en Londres y Nueva York, antes de que se grabaran discos en esas ciudades, con piezas de este género escritas por músicos autóctonos. En efecto, además de los valses arriba mencionados, que fueron compuestos y ejecutados en Maracaibo, Caracas y Puerto España, escribió muchos otros más que tal vez nunca llegaron al país y rara vez se interpretan en nuestros días, como Roses of Caracas Walz, Venezuela little tune, The palms of Maracaibo, Venezuela, Esperanza, Rosa negra vals, Carmencita, y Carolina. Todos estos valses están escritos con un estilo muy personal y una atmósfera inconfundible, además poseen un color y sentimiento genuinamente venezolanos (1).
3.- El enigma de Lionel Belasco
Sobre Lionel Belasco se ha tejido la urdimbre de un intrincado enigma: su nacionalidad, esto es, lugar de nacimiento (ius soli) y su procedencia étnica (ius sanguinis). No es posible conocer con exactitud el lugar de nacimiento de Lionel Belasco, en razón de que no se tiene documentación alguna al respecto, más bien se dispone de una tradición oral no siempre concordante. Según informaciones de su hijo Bert Belasco (2), nació en Hastings, Barbados, en el año de 1882. Hijo de un judío sefardí, ejecutante de violín, órgano, y cantante con voz de barítono. Este músico contaba numerosos parientes en Maracaibo y allí se tenía a los “judíos Belasco” como oriundos de las Antillas Holandesas, por esa razón se pensaba que Lionel había llegado de niño de las islas de Curazao, Aruba o Bonaire, pero en el fondo siempre se le miró como a un músico zuliano -maracucho de pura cepa- compositor de inspirados valses criollos. Su madre fue una “creole” de Trinidad, quien daba lecciones de piano y acompañaba a los cantantes. Con una madre trinitaria y algunos años de permanencia en Puerto España, se le ha visto también como trinitario. Con estas raíces culturales y con una formación musical que le vino principalmente de sus padres, Lionel Belasco inicia su vida de músico en Trinidad y Tobago con su madre y posteriormente en Maracaibo, donde vivió muchos años relacionado con su familia paterna. En fin, un hombre a quien el Caribe se le hizo pequeño y que ha podido nacer en cualquiera de estos lugares. En todo caso, en numerosas fotos y grabaciones discográficas, se puede ver y escuchar a Lionel Belasco como un mulato risueño, un típico músico del Caribe, afable y educado, hablando un correcto inglés de West Indies y un fluido español de América latina, con ese inconfundible acento maracaibero.
4.- Sus intérpretes más notables
Lionel Belasco murió en Nueva York el 24 de junio de 1967 a la edad de 84 años. En Venezuela quien se dedicó con más cariño a interpretar la música de Lionel Belasco fue Aldemaro Romero, en muchos de sus álbumes encontró siempre un lugar para sus nostálgicos valses, especialmente en “Diner in Caracas”. Aldemaro destacó que fue el primer compositor venezolano que llenó sus valses con inflexiones del jazz y él admite que fue uno de los músicos que ejerció una mayor influencia en el “estro armónico” que embellece sus valses. La Orquesta Típica Nacional recoge también interpretaciones de muchos de sus valses. En lo tocante a divulgación de lo nuestro, en 1970 un grupo de destacados músicos fundó el cuarteto “Los Virtuosos”, integrado por Freddy Petit (el profesor Mochuellini), Ignacio Ramos, Miguel Dorantes y Solón Riera, con el propósito de dar a conocer la música tradicional venezolana (3). En un disco de larga duración grabaron un vals de Lionel Belasco titulado Plaza Baralt. Al escucharlo los conocedores de la música de Belasco se darán cuenta que no es un vals de ese autor, pues a pesar de ser muy bello se encuentra completamente alejado de su estilo. El verdadero nombre de la pieza en referencia es Silvestre y pertenece al músico merideño, Vidal Calderón quien fuera subdirector de la Banda del Zulia.
5.- Huellas de Lionel Belasco en la música venezolana
Hemos dicho al comienzo que Lionel Belasco fue un músico zuliano (4) ¿Por qué hacer esta afirmación sin tener pruebas irrefutables de su nacionalidad? Como es sabido, la música es un producto cultural y como tal, es un espejo que refleja mejor que cualquier otra superficie la cultura de los pueblos de donde procede. Esto quiere decir, que la música está condicionada por la cultura y al mismo tiempo contribuye a crearla. Más aún, la música como portadora de una herencia cultural deja marcas, surcos indelebles y duraderos, para llamarlos de cualquier modo, que trascienden lo particular o propio y a los grupos sociales, a que hemos hecho referencia. Generalmente, esa huella viva se manifiesta en el recuerdo que todos los pueblos conservan de sus músicos. En este caso, el rastro puede alcanzar una gran distancia, física o espiritual. Nadie sabe, que tan lejos en el espacio y en el tiempo consiguen viajar los recuerdos, ni que profundo es el surco donde se siembran en el alma de los hombres. La huella que Lionel Belasco dejó en la música venezolana es la pisada trascendente de un músico zuliano o sino escuchen sus encantadores valses venezolanos.
Juliana, Lionel Belasco
Luna de Maracaibo, Lionel Belasco
Miranda, Lionel Belasco
Notas:
1.- Hugo Álvarez Pifano. El vals venezolano, historia y vida. Fundación Arts World Millenium 2100, Caracas, 2007, pág. 313
2.- The songs copyrighted by Lionel Belasco. Literatura del CD The creole music of Lionel Belasco, M-Works, Cambridge, Mass.
3.- Hugo Álvarez Pifano. Cantantes Líricos de Venezuela. Fundación Arts World Millenium 2100, Caracas, 2010.
4.- Hugo Álvarez Pifano. Músicos venezolanos que han dejado huellas (en prensa).
Fotografía: Lionel Belasco (foto de presentación)